Convenciendo al orgulloso principe

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- ¿Qué dijiste? - cuestionó el sayia, mientras se daba la vuelta para ver al otro.

- Entrena conmigo Vegeta - repitió más seguro - tú y yo somos sayiajin, sólo tú entiendes la emoción que se siente pelear con alguien más fuerte. Dar todo de ti en una pelea, solo tú entiendes lo que es vivir por la pelea y querer ser el mejor. Si entrenamos juntos, estoy seguro que pronto superaremos el poder del súper sayiajin.

Una risa sarcástica salio de Vegeta

- Aunque tú y yo seamos los únicos que entienden eso, ¿Por qué cometería semejante estupidez de entrenar contigo?. Tú sola presencia me enferma.

- Vegeta no seas cruel, ¿Realmente te parece tan malo entrenar conmigo? - pregunto con gesto triste.

- No tengo tiempo para tus estupideces Kakarotto - contesto con enfado mientras emprendía vuelo.

No se rendiría tan pronto, apareció al instante frente a Vegeta. Quien tuvo que frenar en seco para no chocar con él.

- ¿Qué carajo te pasa?, casi chocamos.

- Por favor Vegeta - pidió de nuevo con gesto de súplica.

- No molestes - dijo agrio, girando el rostro a un costado. Lo esquivo y volvió emprender el vuelo.

Goku siguio persiguiendo a Vegeta todo el camino. Aunque el sayia lo esquivaba y trató de hacer que se estrellara varias veces. El heroe no se rindió y cada vez que se encontraban cara a cara con él, le rogaba efusivamente que entrenarán juntos una y otra vez.

A Vegeta ya lo estaba sacando de sus casillas. Su poca paciencia se había acabado hace mucho. ¿Cómo se atrevía Kakarotto a rebajarse así?, ¿Qué le pasaba?, ¿Dónde había dejado su orgullo?. Le incomodaba realmente toda esta situación, y le enfurecía el actuar del otro.

Bulma y su familia, Yamcha, Puar y Oulong, estos últimos dos se habían estado escondiendo de Vegeta, hasta que se fue. Estaban comiendo unos ricos pastelillos, los que no se había comido el sayia y disfrutaban un té con ellos. Se preguntaban a dónde se habían ido los sayias, ya que se habían perdido de la cena y hace rato que se había metido el sol.

- ¡Cuantas, veces, te lo tengo que decir¡, ¡No voy entrenar contigo!, ¡Déjame de una buena vez en paz Kakarotto! -

Se escucharon unos terribles gritos, mientras lo vieron aterrizar en el balcón de su habitación.

- Por favor Vegeta - rogi levitando frente al balcón - si no dices que si seguiré insistiendo.

- Si no te largas, explotare este lugar.

Respondió en amenaza y escucharon un fuerte portazo y unos vidrios que se rompían.

Goku suspiró con tristeza, puso dos dedos en su frente y luego desapareció.

Después del susto provocado por los gritos de Vegeta, todos se habían quedado sorprendidos por el extraño rumbo de la discusión de los sayias, además que habían visto la destrozada ropa de ambos.

Mientras discutían que podría estar pasando. Goku, vestido con su gi rojo habitual, apareció entre ellos.

Tenía un saco con más ropa en una mano y la otra con los dedos corazón e índice posados en su frente. Se había ido a disculpar con Piccolo, Gohan y sus padres por no a ver ido a cenar. Luego fue a su casa que vio con gratitud que alguien, lo más seguro Gohan y su madre, habían mantenido limpia. Recogió lo necesario y volvio a Corporación Capsula. Estaba decidido a convencer a Vegeta.

- Hola a todos, Bulma, señores Brief, ¿Será posible que me quede a vivir con ustedes un tiempo? - suplicando con las manos juntas.

- Claro Goku, sabes que siempre eres bienvenido en esta casa - dijo el padre de Bulma, con una amable sonrisa hacia el sayia.

¿Y si.......?            (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora