Estaba inquieta caminando de un lado a otro.
- ¿Cuánto falta? - pregunto impaciente por enésima vez.
- Faltan diez minutos más, para que el príncipe salga de su incubadora - contesto con cansancio el pobre médico.
- Su majestad el rey Vegeta - anunció la guardia.
Red esbozó una sonrisa disimuladamente. Vegeta ingresó con su gran capa ondeando detrás de él.
- ¿Ya sacaron al mocoso de la incubadora? - le pregunto con brusquedad.
- Nuestro hijo el príncipe de la raza saiyajin, saldrá en unos ocho minutos - le respondió con molestia.
- Por fin saldrá de ahí - respondió más tranquilo.
Él había cambiado desde que pasaron de ser del ejército del Rey Cold, al de su hijo Freezer. Esa cosa disfrutaba demasiado humillandolos.
- Su majestad, mi señora. El príncipe acaba de salir, está siendo alistado para verlos.
Ella sonrió con alegría casi infantil.
- Eh, ¿Y qué tal va Tarble?.
Su segundo hijo había sido concebido de la manera tradicional, pero no tenía el gran poder de su hermano, ni por asomo. Pero ella siempre preguntaba por él.
- Bien su majestad, su poder no ha cambiado - aclaro un poco triste.
Sonrió ligeramente y corrió detrás de su marido que ya había entrado a ver a su primogénito. El pequeño príncipe Vegeta miraba a su alrededor curioso, después de todo solo tenía tres años, pero al verlos se puso serio. Sabía quienes eran, había aprendido lo más importante en la incubadora.
- Padre, madre - saludo respetuosamente.
Su madre tuvo que frenarse, se veía tan lindo con su pequeña capa roja y su uniforme. Amaba a su hijo lo supo en ese momento.
De ahí en adelante se dedicó a entrenarlo, después de todo él tendría un grupo de élite pronto también lo educó. Su hijo no sería solo un luchador, sería un rey preparado y educado. Si cumplió su palabra, a su padre casi le dio un tic nervioso cuando lo vio a él también colgado o sentado en los bordes de las barandas y ventanas, como acostumbraba su madre.
Fueron los meses más felices de su vida, hasta su esposo casi volvió a ser él de antes. Cuando Tarble salió de su incubadora, no se quedó mucho tiempo con ellos. Al ser un soldado de clase baja, se quedó lo necesario para aprender a pelear y luego fue enviado a un planeta de habitantes débiles. Debía admitir que era divertido ver a Vegeta ser perseguido por su hermano menor por todas partes por lo mucho que lo admiraba.
A Vegeta no es que le disgustaba tanto su hermano por ser de clase baja, odiaba la atención que le quitaba de sus padres. En especial su madre que era la encargada de enseñarle a pelear, como a él. Se sentía celoso, él también adoraba a su madre y no quería compartirla.
Unos meses, después cuando su pequeño apenas cumplió cinco años, todo se derrumbó.
El gran Freezer había ordenado una entrevista con su esposo. Ella lo esperaba en la cama, había llegado hace horas pero se encerró en el salón Real en cuanto llegó y estaba bebiendo. Su esposo tomaba de vez en cuando, pero cuando lo hacía era por una de dos. Estaba demasiado contento, de no ser por Cold King y Freezer tal vez hubiera bebido cuando nació Vegeta o estaba furioso y en general no sabía que hacer.
De seguro es por la segunda razón, pensó triste. Fue ahí cuando escuchó el ruido de torpes pasos acercándose a la habitación.
El rey Vegeta ingresó tambaleándose a su habitación. Apenas si atinó a sacarse las botas y la capa, cuando se derrumbó en la cama. Su pequeña esposa se paró a un lado de él, molesta.
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¿Y si.......? (Terminada)
FanfictionY si ..............esos tres años entrenando hubieran sido distintos.