Lee Jeno usa el francés para enmascarar sus sentimientos hacia Na Sierim. ¿Cuanto tiempo podrá aguantar estando así hasta que su corazón hable?
-Terminada.
-Modificando.
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Apenas ella bajó del auto Jeno entrelazó sus manos, posicionándose a su lado sin dejar de mirarla un segundo.
—Adiós Mark, descansa —fueron las últimas palabras que la pelimiel le dijo antes de que el auto frente a ellos retomara sus pasos. —Ahora tú lindo medialunas, camina.
Y como si una orden de un militar se tratara el joven inmediatamente comenzó a caminar hacia la puerta disminuyendo la velocidad al darse cuenta que los pasos que Sierim daba no podían asimilar los suyos, pero dos pasos antes de llegar sintió el efecto del alcohol en su sistema nervioso el cual hizo que se tambaleara hacia un costado casi cayendo al suelo.
A su lado sintió la suave risa de la chica y el apretón en su mano entrelazada lo que hizo que de inmediato se acomodara poniéndose derecho y como si nada continuó su camino sin soltar ninguna palabra.
Sierim tomó sus llaves que se hallaban en su bolso de mano y con precaución abrió despacio la puerta, un poco de miedo la recorrió pero suspiró al darse cuenta que todo estaba oscuro, al parecer Jaemin había salido esa noche al igual que ella.
No tenía idea de a donde ya que Jaemin siquiera le avisaba cuando salía ahora pero estaba segura de que no estaba allí, si lo estuviese se encontraría en la sala jugando videojuegos ya que Jaemin jamás iba a dormirse temprano un sábado.
Aunque sus padres si se encontraban allí pero durmiendo así que del todo el alivio no desaparecía.
Le hizo una seña con un dedo en su boca a Jeno de que guardara silencio y tironeo su mano llevándolo hacia su habitación, lo único que se escuchaba era el reloj de madera antiguo de la casa y algún que otro ruido de la calle, parecía casi una película de terror.
Cuando llegaron se metieron rápido y la joven cerró la puerta sintiéndo como un peso caía de sus hombros.
—Sierim ¿así que querías traerme a tu habitación? —dentro de aquel silencioso lugar se escuchó la risa baja de Jeno y entre la poca luz que llegaba de las ranuras de la persiana pudo ver como sus ojos se cerraban.
—Calla la boca Lee, estás demasiado borracho—rió enternecida empujando a Jeno a la cama para que descanse y este cayó de espaldas sin parar de reírse, parecía un maniático y más aún en la oscuridad.—Jen sácate la chaqueta, dormirás aquí hoy, no puedo llevarte así con tus padres.
Lo vió negar con su cabeza como un niño pequeño y cruzar sus brazos, todo lo observaba con la poca luz que entraba pero aún así la figura de Lee se destacaba.
Aunque Sierim se encontrase un poco estresada por su actitud no podía negar lo guapo que se veía en ese momento recostado en su cama de brazos cruzados y clavándole la mirada ahora con su rostro serio.
Negó para si misma y sonrió de lado, suspirando para por fin acercarse al chico.
—Vamos, siéntate —le ordenó y el otro obedeció.
Suavemente tomo uno de los extremos de la chaqueta y lo ayudo a sacársela, sus ojos se abrieron de par en par y su boca formó una leve o al notar que bajo aquella chaqueta Jeno solo llevaba una remera sin mangas, la cual lo ayudaba a lucir aquellos músculos que había logrado luego de horas de gimnasio.
—Puedes sacar una foto —le sugirió sonriendo travieso, automáticamente su cara se transformó en un color rojo fuerte y se apartó balbuceando.
Pero aquel acto de apartarse no duró mucho porque Jeno le tomó fuertemente de la muñeca y la empujó más a si, pegando sus cuerpos y quedando ella encima de él.
Sus respiraciones se mezclaban de tan cerca que se encontraban y no solamente fue Sierim la sonrojada, se observaron durante un par de segundos diciéndose miles de cosas que jamás llegarían a confesar en voz alta, la mano del chico se deslizó hacia arriba encontrándose con la suave piel contraria y empezando a acariciarla como si aquella persona frente a él fuese su más preciado tesoro.
La contraria sonrió tímidamente, porque este contacto era el primero tan intimo que tenían desde que se dio cuenta de sus verdaderos sentimientos, se sentía en un estado de euforia total.
Lentamente subió sus manos al cabello del otro jugando con los mechones de su nunca sin dejar de ver sus ojos y aveces descendiendo a sus labios.
Fue en el momento que el contrario pasó su lengua por sus propios labios que sus actos fueron gracias a sus impulsos y se abalanzó a él, besándolo.
El otro le correspondió de Inmediato pareciendo que ya estaba ansioso porque eso empezará, sus labios se movían lento, disfrutando de cada segundo y ambos queriendo grabar el sabor contrario en sus cabezas, Jeno pidió permiso de introducir su lengua y Sierim se lo cedió asiendo así que el beso suba de intensidad.
Siguieron así durante un par de segundos hasta que bruscamente Sierim fue levantada de su cómoda posición .
Na Jaemin se encontraba allí,y había observado todo .