#21. Fuera de si

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La chica rodó escaleras abajo hasta que Nevra la atrapó y la cargó. Ella sintió el ardor de unos cuantos raspones y de una cortada un poco grande y profunda en el muslo, de la que sentía como piedrecillas se desprendían junto con un poco de su tibia sangre. Se alivió de estar en los brazos de alguien que podía moverse a velocidades impresionantes, pero no se fijó en Nevra, hasta que el agarre de éste se le hizo muy fuerte.

-¡Oye cuid...!- Hela se detuvo antes de reclamarle, pues el rostro de Nevra era una cosa de miedo. La boca la tenía entreabierta y pudo ver cuatro colmillos muy notorios asomándose entre los demás dientes, su mirada brillaba como la de alguien muy hambriento, su entrecejo estaba fruncido pero poco a poco se estaba relajando (esto aumentaba su miedo); además, se había quedado estático mirándola fijamente. Hela no supo qué hacer, pero cuando el vampiro pasó un dedo por su cortada y posteriormente emitió un sonido extraño cuando lo lamió, ella sintió escalofríos y le dio un puñetazo- ¡Suéltame!- gritó ella, pero no podía deshacerse del agarre y lo peor era que por moverse tan bruscamente, hizo que le saliese más sangre. Entonces Nevra la acomodó de una forma más cómoda para él y empezó a succionar de su herida (mientras que Hela seguía tratando de hacerle daño, para que la soltase).

Él gruñó, pero sin ápice de cordura. La sangre de Hela era mil veces peor cuando la probaba que cuando la olía, tan adictiva que ya no podía pensar con claridad, no podía hacer que su lado controlado se manifestase y tomase las riendas; ahora Hela estaba a su merced y no había nadie que evitara que consumiese cada gota de esa sangre. Nevra tenía cada vez más sed y más miedo, esto nunca le había pasado, pero se alivió de que esto le pasara con otra que no fuera Gardienne... Y eso le hizo sentirse peor. Esos sorbos de sangre tan caliente, fría y picante, abarcaba cada fibra de su ser, tanto, que le llegaba en un segundo hasta los dedos de los pies. Se había rendido antes de pelear y la chica de su propia guardia poco a poco dejaba de pelear.

Hela sentía como su fuerza la abandonaba junto con su sangre (no estaba sangrando sólo por la herida del muslo, ésa solo era la herida más profunda). Empezó a recordar varias cosas, a Ezarel, a sus amigos, a su madre, a su hermana... A su padre y sus abuelos... Un recuerdo curioso pasó por su cabeza: el de la vez en que su abuela las visitó al instituto y Gardienne pudo por fin hablar con ella después de tanto tiempo... -Momento ¡¿Estoy recordando cosas sobre Gardienne?! ¿Quizás... Sea que estoy muriendo... Y por eso veo mi vida pasar delante de mis ojos? Que gracioso pensar que todo acabe así para mí- Hela empezó a sentir como si el dolor se empezara a mitigar y como si mucha niebla en su mente, tenía demasiado sueño y a pesar de que estaba aferrando a seguir respirando, ya empezaba a ceder ante el cansancio. Nevra no daba señas de detenerse.

-¡Suéltala!- Sonó una voz distante, temblorosa y furiosa. Al mismo tiempo que algo impactó contra Nevra y lo alejó de la chica. Pero el vampiro no pensaba en otra cosa más que en ir por Hela y se enzarzó en una pelea contra el que se interponía en su camino, más que nada por la sed, por el dolor en toda su piel y la inusual ceguera que tenía, que sólo le permitía ver un borrón marrón y blanco frente a él.

-¡Nevra! ¡¿Qué te ocurre?!- gritó Valkyon al tiempo que golpeaba a Nevra para evitar que éste se acercara a la chica, mientras Ezarel rápidamente se dirigía hacia donde estaba Hela.

-... Hela...- Ezarel detuvo la hemorragia de la chica. Sacó un frasco de poción sanadora (que la verdad no haría gran cosa por el estado en el que estaba ella) y se la hizo beber.

-¿Ez...? ¿Sigo viva? ja... Oye... Mi bolso... Vendas... Y cosas...- Hela se mantenía despierta por pura fuerza de voluntad, pero hablar demasiado agotador por lo que ya el negro estaba invadiendo su campo de visión, estaba opacando al borrón azul que se suponía, era el elfo estúpido al que tanto se alegraba de ver en ese momento- Ez... Yo... Lo siento... Te lastimé p-por no s-ser s-seria... Yo... Los quiero, a ti, a Aleen, a Mej...- ella dejó de hablar, mientras el elfo revisaba su bolso, el que ella nunca permitía que nadie tocara. Hela le sonrió mientras poco a poco perdía la fuerza de mantenerse despierta. Ezarel se alarmó cuando no la oyó hablar más.

Historias de Hadas: Amour Gardienne [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora