Historias de Hadas: Amour Gardienne [Eldarya]

#17. Pyx

Aquella mañana Hela despertó temprano con el estómago revuelto. Estiró su mano hacia la mesita de noche y tomó su bolso, introdujo su mano en él y sacó la fotografía que siempre llevaba a todos lados; esto solo empeoró su malestar.

Dando vueltas en su cama, pensó en lo que recordaba de su sueño, en esas escenas de Lys, Leigh y Castiel... ¿Qué clase de cosas estarían pasando allá en la tierra? Pensó, en que quizá las cosas empeoraron por culpa de su desaparición, porque eso a Lysandro no le debió hacer mucha gracia, es decir, pierde a su padre, luego a su madre, debe enfrentar la realidad ver como mantener una granja y además, una de sus amigas más cercanas desaparece... Eso... Era una real mierda. Y ni siquiera quería volver a pensar en cómo le habría estado yendo a Nina.

Hela no conseguía levantarse de la cama, a pesar de que sabía que todos ya estarían preparándose para la evacuación del CG. Por su mente pasaban muchos pensamientos relacionados con la tierra, luego esos pensamientos pasaron a enfocarse en Gardienne:  En lo que pasó con la poción de Mnemósine, pensó en ello con mas detenimiento, pero, no consiguió otra cosa sino enojarse... Le molestaba el no poder recordar a un ser querido y lo que es peor, es que no podía empatizar lo suficiente por su prima. Sentía que debía estar más molesta, pero no era el caso ¿Quizá era por no recordarla?.

A pesar de que lograba sentir cierta familiaridad por Gardienne, no era capaz de llegar más allá de eso y se sentía mal por ello- ¿Porqué siento que me estoy tomando ese asunto tan a la ligera? Estoy segura de que si le hubiesen hecho algo así a Nina, habría reaccionado de otra forma, pero extrañamente me molesta más el hecho de que hayan jugado con mi memoria- Hela, gruñó molesta.

Decidió salir de su cama, esos asuntos se debían pensar con la cabeza fría y debía admitir que esa mañana no se sentía de buen humor. Luego de asearse, caminó hacia la cantina y en el camino se encontró con que todos ya estaban terminando con los detalles para la evacuación del CG. Buscó a Ykhar por un rato largo sin éxito, hasta que escuchó a Arthur y fue tras él, solo que este al verla no pareció muy emocionado de verla, de hecho parecía querer huir de ella. Hela suspiró y fue hacia el bosque, dejando tranquilo a Arthur (que no le dijo el porqué de su comportamiento esquivo).

—Hela— la llamó Ezarel, deteniéndose junto a ella. Parecía estar cargado de trabajo pero aun así empezó a bromear con la chica, a pesar de que ella no reía. —¿Te pasa algo? Parecieras que quisieras cargarte a alguien... — preguntó él y en cuanto lo hizo se mordió la lengua, porque, ¿Y si a los que se quería cargar eran él, Valkyon, Nevra y Miiko? Depués de todo ya debió pensar las cosas, tal y como le había dicho antes.

—Hola, Ez— Hela saludó a Ezarel— y pues, si, me quiero cargar a varias personas— ella lo miró con un poco de hostilidad.

—¿A quienes?— el elfo, ya entendía mejor el afán de Arthur de marcharse tan rápido y sin Hela: ella estaba de muy mal humor.

—A todos— Hela frunce el ceño y sus ojeras fueron más notoria— pero ya en serio, debes ser consciente de que manipular los recuerdos de los demás es terrible, así lo hayas hecho de forma indirecta... Pero puedes compensarme, dejándo que me quede a luchar junto a Gardienne... — el tono de Hela flaqueó y al final casi suena a súplica esa petición.

—No me chantajees con eso. De por si, ya te estoy ayudando a buscar el antídoto para la poción mnemósine y con tus proyectitos secretos... Y para eso no hizo falta el chantaje emocional...— Ezarel le respondió cortante. Si algo odiaba era que le echaran en cara cosas como esa, de las que le hacían sentir peor que basura; es cierto que ella tenía todo el derecho pero ¡Hasta Gardienne había entendido y no lo había chantajeado tan descaradamente!— Además, deberías darte cuenta de que no eres lo suficientemente fuerte como para hacer de frente a una amenaza así— Ezarel la miró con frialdad y esto hizo que se instalara un silencio incómodo. Odió ese silencio, se sintió ansioso, con ganas de hablarle, pero no lo hizo porque sabía que él tenía la razón y no podía dejar su brazo torcer.