♥Dos Para Una♥ {GEMELIERS}

Capítulo 1~

Introducción:

Me llamo Alicia, y tengo 14 años. Soy bajita, morena y de pelo y ojos marrones. Soy muy tímida con las personas que no conozco. Vivo en Mairena de Aljarafe, un pueblecito de Sevilla. Tengo una hermana pequeña, Sara, de tres años. También un gato, Coco. Además monto a caballo. Tengo una yegua (princesa) de pura sangre en un club hípico cercano a mi hogar.

Otro día más empezaba. Un lunes de esos despreciables y odiables. Me levanté con la alarma del reloj. Le dí un golpetazo a este y lo tiré al suelo. Me levanté perezosamente y me acerqué al baño. Tenía un duplex. Las paredes eran blancas y el suelo era de madera. Tres habitaciones, un baño para cada una de ellas, un salón gigante conectado a la cocina y un jardín con una piscina. Total, que entré al baño y me preparé. Después me vestí. Una camisa, unos leggins y unas vans. Bajé a desayunar y mi gato empezó a cruzarse entre mis piernas. Mi padre ya había ido a trabajar y mi madre se disponía a llevar a Sara a su colegio. Como mi instituto estaba cerca de mi casa siempre iba andando. Desayuné y esperé a que llegara María. María era una de mis mejores amigas, y siempre íbamos juntas. Al fin tocó al timbre. Le abrí y salimos fuera.

-¡Vamos chica!

-¿Y esas prisas?

-¡Pues que en cinco minutos abren las puertas!

-¿Qué dices? -Miré la hora en mi móvil y llevaba razón- ¡Ostias!

Las dos hechamos a correr.

[Instituto]

El timbre tocó y entramos justo a tiempo. María y yo estabamos en la misma clase junto a unos gemelos que a María siempre le llamaban la atención. Ni ella ni yo sabíamos diferenciarlos, pero de todas formas nunca se nos habían fijado en nosotras. Las clases se pasaban rápidas, y por fin tocó el timbre del recreo. Salí fuera con María.

-Alicia, ven...

-¿Qué quieres?

-Vamos a acercarnos ahí.

-¿Quieres dejar de perseguir a esos chicos? Si quieres algo con ellos, acércate y diles hola.

María me miró mal, pero de coña. Yo le empuje y asentí con la cabeza. Esta me sonrió y nos acercamos tímidamente. Ellos, que ni siquiera sabíamos cómo se llamaban, estaban juntos y solos sentados en un banco. Justo cuando María les iba a decir algo, se arrepintió y se alejó.

-Tía, así no vas a conseguir nada.

-Oye, que tú eres más tímida que yo... Ni pensarías en acercarte.

El timbre volvió a sonar. Nos metimos en nuestras clases.

Terminaron todas las clases. Solía ir a mi casa sola, sin nadie que me acompañara. Antes de salir del instituto, me acerqué a mi taquilla a dejar las cosas. Lo metí todo y cerré con llave. Cuando iba a irme, alguien se chocó con migo, estampándome contra las taquillas y haciendo que todos los libros que llevaban en la mano cayesen sin piedad. Aquella persona me cogió de la mano con timidez, alejandome de las taquillas. Acto seguido, cogió los libros del suelo y me los devolvió.

-Lo siento... ¿Alicia, no?