♥Dos Para Una♥ {GEMELIERS}

Capítulo 11~

[Alicia le preguntó a sus padres si le dejaban pasar ese fin de año en casa de una amiga. Al principio se negaron, pero luego pudo con ellos y la dejaron ir. Quedaron a las nueve en la casa de Alba, y Alicia se estaba preparando]

*Narra Alicia*

Mis padres iban a cenar en casa de mi abuelo, con toda mi familia. Yo, en cambio, estaba preparándome para pasar la noche con todos los chicos. Jesús y Daniel venían a recogerme a las nueve menos cuarto.

Abrí el armario y me quedé 5 minutos mirándolo, después empecé a probarme cosas. Pantalones, faldas, blusas, shorts... Hasta que encontré un vestido blanco, corto, de palabra de honor con un poco de vuelo. Cogí un cinturón negro y unos tacones no muy altos del mismo color y entré en el baño. Me duché y me vestí. Agarré un pinta uñas blanco y me las pinté. Me maquillé un poco. Por último me puse unos pendientes y una pulsera blanca.

Justo cuando terminé tocaron al timbre. Cogí el bolso con el pijama y todo lo demás, me despedí de mis padres y abrí la puerta ilusionada. Eran los hermanos. Estaban guapísimos. Llevaban unos vaqueros oscuros, una camisa blanca arremangada y unos botínes oscuros. Jesús me miró de arriba a abajo, con los ojos abiertos como platos. Dani le pasó la mano por los ojos.

-'Empanao', que te embobas -Saltó Dani-

-Vas guapísima -Dijo Jesús acercándose a mí y dándome un beso-

-Anda, vamos tortolitos -Exclamó Dani, cogiéndonos de las manos-

[Casa de Alba]

La casa de Alba era enorme por fuera. Tenía un tríplex, un sótano y dos plantas. Ya habían entrado todos, e iban guapísimos. María también. Alba nos recibió, y sus padres también.

-Papá, mamá, estos son Daniel y Jesús.

-Ala... ¿Vosotros sois los de Menuda Noche, no? -Se impresionó su padre-

-¡Sí! Dios, ¿cómo se acuerda aún?...

El hombre empezó a reír. Nosotros saludamos a todos, y nos sentamos en la mesa a cenar. Me puse entre Jorge y Jesús. Había una gran cantidad de comida, que estaba buenísima. También había un plato de musaca, y Dani se comió la mayoría de los trozos.

[Los chicos cenaron, y acabaron llenos. Quedaba poco tiempo para que tocasen las campanas]

Los diez cogimos 12 uvas cada uno. Las metimos en copas y nos sentamos en un sofá gigante frente a la tele. Jesús me miró, y mientras todos hablaban, me susurró al oído.

-¿Quieres que salgamos solos fuera un pocos?

Asentí, me agarró de la mano, suavemente, y salimos fuera.