Capítulo 5~

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La casa era alta, y estaba rodeada por unos muros. Jesús sacó unas llaves y abrió las puertas. Entramos a la casa y era muy bonita.

-¡Daniiieeeel! ¡Tenemos visitaaaaa! -Gritó Jesús-

Se escucharon unas toses. Jesús se dirigió al salón, y María y yo fuimos detrás. En el salón estaba Dani, tapado con séis mantas, pálido.

*Narra Daniel*

Mi hermano llegó chillando. Estaba de cara a la pared, metido entre muchas mantas.

-¿Quién ha venido? -Pregunté casi sin fuerzas-

-Alicia y una amiga suya.

Me sobresalté del sofá y me levanté con todas las mantas al rededor. Las dos chicas se me quedaron mirando, y Jesús les ofreció asiento. Yo me puse colorado, no quería que me viesen así. Me senté y Alicia se sentó a mi lado.

-¿Cómo estás? -Me preguntó Alicia-

-Bien... Bueno, no.

-¿Estás muy mal?

-Sí, más o menos.

-¿Pero muy muy muy mal? ¿Mucho mucho?

No pude evitar una sonrisa. Alicia podía ser muy tímida, pero cuando la conocías era un amor de persona.

-Supongo que no tardaré mucho en curarme... -Añadí-

Estuvimos un rato hablando los cuatro. Mi hermano y yo las conocimos mejor. Estaban en nuestro instituto desde hace un tiempo, pero no habíamos hablado con ellas apenas. Serían ya las siete y media de la tarde o algo así, y las dos chicas se tenían que ir.

*Narra Alicia*

Los dos hermanos eran muy majos. No sabía que hora era, pero tarde seguro. Entonces María y yo nos levantamos, dispuestas a irnos. Le dí dos besos a cada uno y salimos por la puerta.

-Son guapísimos. -Dijo de pronto María-

-María...

-¿Qué? Bueno, me voy que luego me regañan. ¿A ti no?

-Mis padres no estaban en casa, y llegan tarde.

-Bueno, adiós guapa.

María se fue corriendo. Debido a que era invierno, ya era de noche. Empecé a caminar, mirando las estrellas. Unas brillaban más, y otras menos. Algunas estaban solas, separadas del resto. Otras estaban agrupadas. Alguien me interrumpió. Era Jesús, de nuevo.

-Jesús... ¿Qué hacés aquí?

-Anda, me has diferenciado.

-Es verdad...

-Salgo por las noches, a contemplar el ambiente. Por lo que he visto, tú también.

-Sí... ¿Llevas mucho tiempo mirándome?

-¿Qué? Eh... No, no. -Se puso colorado-

Empecé a reírme. Jesús también sonrió.

-¿Quieres que te acompañe a dar una vuelta ? -Preguntó Jesús, mirando al suelo-

-¡Claro!

Se acercó un poco más a mí y comenzamos una ruta hacia ninguna parte. Hablábamos de todo. De Daniel, de María, del instituto, del verano... Que por cierto, estábamos a mediados de enero.

Cada vez hacía más y más frío, y estaba empezando a temblar. Jesús lo notó.

-¿Qué te pasa?

-Nada... Sólo, hace un poco de frío.

Jesús enseguida se puso las manos en la cintura dispuesto a quitarse su sudadera. Le agarré de una mano, deteniéndolo así.

-No, enserio, no hace falta.

-No puedo arriesgarme a que una princesita pase frío.

-No te preocupes.

-Entonces...

Jesús se acercó aún más a mí, y pasó su mano por detrás de mí cuello. Eso me hacía tener menos frío. Le miré a los ojos y sonreí, él hizo lo mismo.

♥Dos Para Una♥ {GEMELIERS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora