Capítulo 8~

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Pasó el día. Ya estaba en el sofá, lista, esperando a que viniese María a recogerme. Coco estaba tumbado en mis piernas, era un cacho de vago.

Pasado un rato tocó al timbre. Fui corriendo a abrir. Sin mirar quién llamó a la puerta, salí cerrando la puerta tras mis pies. Alguien me tapó los ojos. Sus manos estaban frías pero suaves.

-¿Quién soy?

-Esa voz sevillana, cantarina... La reconocí al instante, pero decidí tomarle un poco el pelo- ¿Mamá?

-No tonta.

Jesús me quitó las manos. Estaban María, Jesús y... Dani.

-¿Dani?

-Hooola.

-¿Ya estás bien?

-Sí -Respondió con una sonrisa de oreja a oreja-

-Bueno, ¿vamos? -Añadió María-

-Vamos -Terminó Jesús-

Comenzamos a andar hacia el instituto. Daniel y María iban andando, y riendo. Jesús y yo en cambio no, no sé por qué.

Cuando llegamos, nos tocó física y química con nuestro tutor, Don Antonio Perales. Esa asignatura ni me gustaba, ni la odiaba. Lo malo era que siempre nos estaban mandando trabajos...

Nos sentábamos por parejas, y yo siempre estaba con María. Jesús, con Dani.

Era de esperar que el Perales nos mandara un trabajo sobre química, y evidentemente en parejas. Miré a María y sonreí. Pero el profesor no tardó en fastidiarnos la tarde.

-Sí hombre, que os lo habéis creído -Se sentó en su silla y agarró un papel. Empezó a leer, diciendo las parejas. Entonces llegó a nosotras- María, lo vas a hacer con Jorge. Alicia, tú con Jesús.

-Ala -Susurré- ¿Qué Jesús? ¿Oviedo o Martínez?

-Oviedo.

Jesús me miró y sonrió. Yo le devolví la sonrisa. María me dio un codazo.

-¿Qué? -Susurré-

-Nada, nada. Jeje -Continuó-

-¡Señoritas Cerezo y compañía, silencio! -Chilló el Perales-

[En el recreo]

María y yo descansábamos en un banco cercano a un árbol, esperando a que los gemelos viniesen a presentarnos a sus amigos.

-Pues yo quería hacer el trabajo de química con tigo -Saltó María-

-Y... yo también.

-En verdad estás contenta. Porque te ha tocado con Jesús y eso.

-¿Qué pasa con Jesús? -Preguntó Jesús-

Este apareció de la nada y se nos quedó mirando. María sonrió, pero no le contestó. Yo hice lo mismo.

-Bueno... ¿Venís?

Las dos asentimos con la cabeza y seguimos a Jesús. Nos llevó un poco lejos del banco, a unos escalones un poco escondidos. Allí estaban Dani, tres chicas y otros tres chicos.

-Venga, presentáos a estas dos guapetonas -Exclamó Dani-

-Yo me llamo Lucía.

-Yo Clara -Contestó con una sonrisa-

-Yo Alba.

-Yo Jorge...

Era Jorge. El chico con el que le había tocado hacer el trabajo María.

-Yo Javiii -Contestó alargando la 'i'-

-Y yo Miguel -Dijo levantando la mano-

Miguel, Javi y Jorge. Lucía, Alba y Clara. Los séis parecían majos.

Miguel era rubio de ojos marrones. Jorge, de pelo negro y ojos verdes. Javi, de pelo marrón y ojos marrones.

Alba era rubia, con los ojos marrones. Lucía era pelirroja y tenía el pelo corto y los ojos verdes. Clara era morena y tenía los ojos claros.

Los conocí un poco a todos. Llevaban desde muy pequeños todos juntos, y les gustaban casi las mismas cosas. Las chicas, eran las típicas que les gustaba salir de compras. Los chicos, eran los típicos que estaban enganchados a la consola. La que mejor me calló fue Lucía, era bastante maja.

-María... ¿Y por qué no hemos hecho amistad en todo este tiempo? -Preguntó Lucía-

-Pues no lo sé...

-Yo sí. Eres tímida. Se te ve en la cara vaya.

-Supongo, será eso.

Entonces, todos sacamos un tema de conversación bastante extraño.

-Noo, tú le puedes decir princesa a alguien, pero no es nada de... novios -Exclamó Clara-

-Claro... Pero si le dices reina es como más alto, ¿sabes? -Siguió Alba-

-¿Pero de qué habláis? -Preguntó Lucía-

-Entonces, si le dices princesa a una chica, es sólo para quedar bonito, y si le dices reina, es para algo más que bonito -Farfulló Miguel-

-Sí, ¿verdad Alicia? -Preguntaron Alba y Clara a coro-

-Eh... Sí, supongo -Jesús me miró y sonrió-

María hablaba con Jorge sobre el trabajo. Jesús me cogió de la mano y me apartó del grupo.

-¿Te han caído bien?

-Sí, son muy majos todos.

-Pues me alegro... Ah, y oye, ¿dónde hacemos el trabajo?

-Me da igual... ¿Quieres que lo hagamos esta tarde en mí casa?

-Vale. -Jesús sonrió y volvimos-

Se nos quedaron mirando todos, pero luego siguieron hablando. Poco después, Alba me cogió y me volvió a llevar a otro lado.

-María, ¿has visto cómo te mira Jesús? ¿Has visto cómo le miras?

-No, ¿qué le pasa?

-Tía, cómo se nota que os gustáis.

-¿Qué? No...

-Mira, conozco a Jesús desde hace mucho, y no mira así a cualquiera. De hecho, ha habido pocas chicas en su vida, y esa manera de mirarte...

-Y si... ¿Y si te equivocas? ¿Y si no me quiere y te estás equivocando?

-¿Te gusta? -Exclamó, llevándose las manos a la boca-

♥Dos Para Una♥ {GEMELIERS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora