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Taeyong fue a la cafetería Drippin y compró unas bebidas y postres. Los metió a una bolsa y fue a su carro. Decidió sorprender a Doyoung y a Jaehyun con aquella comida deliciosa recién hecha. Manejó hasta el complejo de apartamentos y se estacionó. Bajó del vehículo junto a la cosas que compró y caminó hasta el interior, dirigiéndose al elevador, tenía flojera de ir por las escaleras cargando todo.

Cuando llegó al piso indicado, salió del elevador y caminó hasta la puerta del apartamento de Yoon Oh. Tocó la puerta cuatro veces alegremente. Y cuando la puerta de madera café se abrió lentamente, revelando al menor castaño adormilado , Taeyong le dedicó una sonrisa serena. El menor le accedió el pase, y el mayor dejó las cosas en la mesa.

—¡Buenos días! Bien, les traje unos deliciosos cafés que sorprendentemente siguen calientes, unas magníficas  magdalenas, pero si no quieres eso, también traje unos ricos sándwiches. ¡Okay! Vengan a co... ¿mer?—

Taeyong notó los rostros de los chicos. Jaehyun tenía los párpados caídos y bostezaba a cada rato. Mientras que Doyoung estaba ojeroso, y parecía como si hubiera visto un fantasma, con la mirada perdida hasta el fondo de sus pensamientos.

El visitante se rascó la nuca confundido y tuvo que mover a los chicos para que tomaran asiento, pero estos se sentaron alejados. El desayuno fue muy silencioso, y le daba miedo a Taeyong. El joven estaba entre ambos chicos callados.

Después de un rato, decidió hablar:

—¿Q-Qué está pasando? ¿Sucedió algo entre ustedes?—

El pálido casi se ahogaba con su comida y fue Yoon Oh quien respondió casi fríamente mientras miraba a Doyoung fijamente:

—Nada sucedió.—

El azabache también lo miró y este frunció el ceño levemente. Miró a su amigo y comentó:

—Como Jaehyun dijo, NADA pasó. Estamos DE MARAVILLA.—

Taeyong posaba sus ojos en el castaño y luego en Doyoung, no les podía creer. Algo había sucedido que los puso en aquel mal humor. Pero nada pasaba por su mente del posible motivo de la situación. Aquellos dos eran también un misterio para el mayor.



Pasó la mañana y Taeyong no tuvo de otra que retirarse, todo era demasiado incómodo. Ambos chicos se despidieron del mayor y cuando la puerta se cerró. Los dos se miraron a los ojos molestos.

—¿Con que nada pasó? ¡JA! ¡¿O sea que yo soy nada?!—

Preguntó Doyoung incrédulo. Yoon Oh suspiró exhausto y respondió frustrado:

—¡NO ME REFIERO A ESO! A lo que quise ir es que ... Taeyong no puede saber lo que hicimos, tuve que mentir. Además... estuvo mal.—

El pálido hizo una mueca y dijo enfadado:

—¡AHORA DICES QUE ESTUVO MAL BESARME! Jung Yoon Oh ¿quién te entiende? Pensé que nos conectamos por un momento, todo mi dolor emocional se desvaneció por ese momento ¿y tú ahora dices que también eso fue un error? Para mi los besos significan mucho, y para ti nada. ¿Acaso estás usando mi estado vulnerable para hacerme sentir peor?—

Jaehyun se quejó y golpeó el escritorio, creando un fuerte sonido y ocasionando un brinco por la sorpresa de Doyoung.

—¡POR SUPUESTO QUE NO TE ESTOY UTILIZANDO! ¿De dónde mierdas sacaste esa locura?  ¡Se supone que era solo un beso, yo jamás quise ni me imaginé que querrías más contacto!—

El pálido se sonrojó y dijo nervioso:

—¡NI YO SE QUÉ ES LO QUE PENSÉ EN ESE MOMENTO! Solo me dejé llevar ¡¿okay?! Pero no quiero que lo olvides ni ignores así nomas. Porque no se la razón de eso, pero siento algo por ti... y me duele y molesta que digas eso.—

El castaño miró hacia otro lado, evitando ver las lágrimas acumuladas en los ojos del azabache. Pero se congeló y su respiración se detuvo  al sentir como la presencia del mayor se acercaba. Como aquellos brazos pálidos y delgados lo rodeaban. Y como el rostro delgado de Doyoung se escondía en el hombro del castaño.

—J-Jaehyun... no quiero sentir dolor...—

Yoon Oh sintió un caos en su mente, como si varios frascos de diferentes sustancias se estrellaran entre sí y los líquidos se mezclaran en el piso. Su manos temblaron y sólo pudo acariciar muy levemente el cabello oscuro del mayor, pues su corazón aceleró su ritmo y sintió como si se le saliera del pecho.

La puerta del baño estaba abierta, y en el reflejo del espejo, se veían aquellos dos, y no estaban solos. Alguien los miraba atentamente , con un aspecto muy grotesco y terrorífico.

『𝐌𝐈𝐄𝐃𝐎𝐒』 𝙹𝚊𝚎𝙳𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora