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Las pisadas se habían terminado al subir las escaleras por completo. Todos estaban congelados , ni siquiera sus respiraciones eran audibles, algunos ni siquiera respiraban ni parpadeaban. Todos reaccionaron rápidamente al escuchar algo raro, la grabadora se había encendido sola. Y mientras rodaba, se escuchaba una estática extraña.

De pronto, una voz femenina comenzó a sonar desde la grabadora:

—Soy y0, ya llegué, por favor amor, ábreme, no puedo abrir con todo esto en mis manos.—

Jeno y Doyoung se miraron a los ojos, ambos sabían que se trataba de su madre, ninguno lo podía negar, era la misma voz. Otros segundos de silencio inundaron la casi oscura habitación, hasta que se volvió a escuchar la voz de la mujer, esta pareció reír en un tono divertido y suave:

—No es tiempo de bromas, se que estás ahí amor. Por favor ábreme la puerta.—

El azabache comenzó a temblar y se cubrió la boca para aguantarse las ganas de llorar, Jaehyun lo abrazó fuertemente para tranquilizarlo, al mismo tiempo servía para ocultarle el rostro y evitar que emitiera algún sonido.

La estática ponía a todos nerviosos, la misma voz dulce preguntó nerviosa:

—¿Hola?—

Taeyong comenzó a estirar el brazo muy lentamente hacia su mochila, procurando no hacer ruido alguno.

—¿Por qué me ignoras querido?—

Preguntó con la voz rota la mujer hablando por la grabadora.

Otro fuerte estruendo sonó, como si hubiera pateado la puerta con una furia inmensa.

Jaemin comenzó a temblar y abría y cerraba la boca sin poder emitir ni un solo ruido, apenas podía respirar. Su mano temblorosa apuntó hacia la laptop. Todos miraron la pantalla del aparato eléctrico. Se veía como el cursor se movía aún si nadie lo hacía. La estática se detuvo y la mujer volvió a hablar:

—Sabes, yo siempre supe que tú padre era un macabro. Al principio éramos tan felices sólo nosotros dos. El amor era algo increíble. Pero... tu padre desarrolló un deseo bastante extraño. Siempre veía a mujeres, todas eran más delgadas, más jóvenes, más bonitas, pero aún así el volvía y me trataba como si nada. Hasta que no lo aguanté, y discutí con él, a él no le importó que nuestros hijos estuviesen ahí. Aún así me pegó...—

La computadora pasaba las fotos lentamente. Todos tenían los ojos plasmados en la pantalla, y sus oídos estaban escuchando atentamente.

Cuando terminó su pausa, la voz poco a poco comenzó a sonar más ronca y grave, sonaba distorsionada.

—¿Por qué me miras así? ¿Me tienes miedo? Antes nos llevábamos tan bien, ni te enterabas de lo que sucedía con DongYoung, él... yo tenía mis motivos. Es igual a su padre, huye y se esconde con los demás, siempre huye. Yo debía enseñarle a afrontar sus miedos. Solo fueron unos ejercicios muy leves, yo jamás lo lastimé, jamás lo haría.—

La galería de fotos ya casi se acababa. Jaemin ya no aguantaba más, agarró la grabadora e intentaba apagarla desesperadamente, pero la estática no se detenía. Las lágrimas se escapaban de los ojos de DongYoung sin control, Jeno miraba la pantalla con su respiración acelerada, Taeyong por fin había terminado de abrir el cierre silenciosamente.

Cuando hizo eso, la voz sonó tan extraña, dulce y grave al mismo tiempo, una encima de otra, una amistosa y otra demoníaca:

—...Después de todo... mamá siempre protegerá a sus hijos de los monstruos... aún si ustedes me abandonaron...—

Al terminar de decir aquello, se puso la ultima foto. Era la que Taeyong le había tomado a Jeno mientras platicaban abajo. En la foto, Jen0 estaba en la cocina, la foto fue tomada con flash... pero había algo bastante distinto en la foto, había alguien más ahí...

Atrás de él, posando su mano en su hombro, estaba una figura grotesca. Una mujer pálida como la nieve, con cabellos oscuros despeinados y cubriéndole el rostro, pero se podían asomar rastros de su rostro putrefacto con labios cortados y ojos oscuros, con un vestido blanco y sucio lleno de sangre, sus dedos eran feos y sus uñas eran largas y mugrosas.

Jaemin gritó asustado y rápidamente, Taeyong hizo una línea de sal frente a la puerta.

La grabadora por fin se apagó, pero una voz real y tenebrosa sonó de afuera de la habitación:

—¡ÁBREME LA PUERTA!—

Con fuerza golpeaba la puerta. Doyoung se aferró a Jaehyun totalmente asustado. Era como si en un instante, todas las memorias de los abusos resurgieran en su mente.

『𝐌𝐈𝐄𝐃𝐎𝐒』 𝙹𝚊𝚎𝙳𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora