D Í A 1

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"No existen las coincidencias, sólo lo inevitable"

La puerta se abrió de golpe, una figura robusta, burlona y conocida aparece en mi campo de visión, está frente a mi y me tapa la vista de mi absurda película, me incorporo de mala gana frotando con frustración Mi rostro.

   -¿Qué quieres?- digo tajante.
   -¿Quién es Emilio O. Marcos? - alza una ceja y pone cara de idiota, combina perfecto con el mobiliario anticuado, pulso el botón de pause. Y veo entre sus dedos la correspondencia.
   -Es alguien que no te importa- digo de mala gana- y la próxima vez que veas la correspondencia, recuerda que la curiosidad mato al gato.

Le pongo mi sonrisa mas siniestra y escandalosa, camino enojado a la puerta arrebatando de manera poco educada las hojas antes de aporrear la puerta...

   -No te enojes Joaco, mejor dime ¿Irás así? - pregunto señalandome y viendo mi atuendo de arriba a abajo, le pongo una cara molesta, necesito que deje de hablar idioteces. - Mejor no lo hagas- dice ahora más amable.
   -Se hacer las cosas bien, no te preocupes por mi.- digo tocando su hombro y sonriendo con cinismo.
   -Por favor Joaco.
   -Por Favor, tú; vete a la mierda.

Subo las escaleras de metro y medio de ancho, directo a mi habitación, saco mi chamarra negra, guardo en mi bolso del pantalón obscuro un encendedor, aprieto el atomizador de un perfume y lo riego por todo mi cuerpo.
Tomo las llaves de mi auto y me voy a la casa de la fiesta.

Unos minutos después tengo el carro aparcado frente a una enorme casa color crema con detalles color oro, una enorme reja y música retumbando los cristales de la misma, me hacen parecer un idiota cuando me pregunto ¿será aquí?

Veo de nuevo con atención el Post it en forma de nube y rectificó por tercera vez la dirección, bajo el cristal y le prendo fuego al papelito color rosa. Una vez que arde lo tiro por la ventana, subo al tope la ventana, me quitó el cinturón y bajo.

Un puñado de chicos y chicas tienen en sus manos vasos color rojo y beben el líquido cuando terminan una frase que creen que es interesante, entró con ellos al lugar, la música es exagerada y extrovertida, es un desastre que yo este aquí buscando a Emilio cuando el no tiene una idea de mi existencia.

Lo único que tengo en mi cabeza es la descripción de Emilio, espero que me hayan dado las palabras adecuadas, los adjetivos correctos... Si no quiero equivocarme, al fondo de la habitación, veo a un chico cabello rizado rebelde, sólo con eso puedo jurar que de trata de él, usa una bonita playera ligera, de tela fina y sin mangas, no usa ningún tipo de chamarra a pesar de que se siente un aire decembrino.
Todos sus músculos juegan o hacen una danza extrafalaria en contraste con lo que sea que hable, su plática mantiene a un grupo de chicos y chicas que lo observan con atención.
Sus bíceps son una increíble mezcla de masculinidad y ego, tomo un vaso con un líquido blanco dentro y lo bebo maldiciendo el horrible sabor, me plancho un poco las arrugas de la camisa que decidí usar esta noche, quizá es demasiado para esta fiesta llena de alcohol y drogas.

Veo que Emilio mueve las manos y todos lo corren del círculo, va a moverse y es mi oportunidad de aparecer en su vida.

Camino de frente, mientras esta absorto de lo que pasa en los pasillos que recorre, camino un poco más rápido y con pesados pasos fuertes, mi intención es causarle un poco, sólo un poco de curiosidad por mi y quizá...

-¡Auch!- dice desde lo mas profundo de su garganta cuando mi hombro y el suyo chocan con brutalidad, me sobo un poco tratando de adquirir una postura mejor, el chico es grande y fuerte, no ha sido tu mejor idea Bondoni.
   -Yo de verdad lo siento- digo con un falso temblor en mi voz.
   -No, no te preocupes, creo que yo venía distraído y ¡Maldición lo siento mucho!- Dice mirando mi chamarra llena de algún líquido que traía en el vaso.

Lo observó y suspiro restandole importancia.

   -No te disculpes, fue mi error.
   - Pero deja que yo te ayude ¿Sí?

Un tipo un poco más alto que ambos, pasa con su considerable cuerpo entorpecido por el alcohol sacándome de juego. Caigo de golpe sobre mi coxis. ¡Maldita sea!

Inhalo aire para llenar mis pulmones se aire, es complicado tener aire purificador en este jodido lugar repleto de humo de cigarro.

-¿Estás bien?- dice el chico de cabello rizado rebelde y mirada profunda, lo tengo muy cerca de mi, ha movido su cuello un par de grados para poder verme a los ojos, yo le regreso el gesto y lo analizó sin censura alguna.
   -Estoy bien, creo que no encajó aquí, mejor me voy.
   -No, no, no, Deja que yo te ayude.

Su mano toma la mía, me levanta con facilidad del suelo y me mira un par de segundos.

   -Gracias Emilio- digo bajo a un efecto raro que me ha sacado de combate.
   -¿Nos conocíamos antes?- dice con una sonrisa ancha y ególatra, su mano sigue enlazada a la mía y pierdo toda la profesionalidad que he practicado por años.
   -No, Un gusto poder conocerte al fin.
   -Estoy en desventaja, Sí, yo soy Emilio, ¿y tú eres? - su interes lo tiene en la punta de la lengua, saborea las palabras mientras su mirada profunda analiza cada movimiento que logró ejecutar.
   -Soy Joaquín, Joaquín Bondoni. Soy nuevo en la escuela y lo primero que he escuchado en los pasillos es Emilio, tienes la descripción perfecta en boca de todos.

Se siente halagador, importante, se siente el monstruo bajo la cama.

   -Es bueno saberlo, pero quizás nadie me conozca bien nunca.
-Quizá sólo lo haga con la que disfrutes hasta tu último día de vida.
-Eso espero bro. Bueno ¿cómo puedo ayudarte ahora? Ya manche tu chamarra y te he dado ganas de irte.
-No, esas ya las tenía.

Su risa es escuchada en cada rincón de la casa aún con música, me observa fugazmente y se que ahora debo tener la cara de un imbécil.

-Hasta hace unos minutos creí que el destino me odiaba, pero a mi me da más gusto conocerte, ahora de que todo esto me favorecía.
   -Yo espero que sí- digo con la voz más frágil que he usado en años.
   -Nos vemos en la escuela. ¿Te parece justo volver a ver a este idiota?
   -Me encantaría Emilio.
   -Que tengas una bonita noche Joaquín.

Dice soltando mi mano, cuando lo hace parece que sostenía el aire dentro de mi, siento una tormenta rara, se despide con una sonrisa educada, tierna y segura.

¡Ay Emilio, Emilio...!

--*--

Hola hermosas, guapos, mundo bonito... ❤ me da mucho gusto poder tarerles esto.
Les va a encantar, a sorprender, lo espero de corazón

-SHS_BO

26 días...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora