Día 3

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"Tenía la ternura torpe de quien nunca ha sido amado y debe improvisar".

- Isabel Allende.

El día ha sido una mierda, tantos números en la pizarra me han hecho un dolor de cabeza eterno e inacabable, mi humor está por los suelos, entró a la casa a rastras, necesito dormir, 20 o 30 horas.

-¿Que tal tu día?- suelta burlonamente.
-No mejor que el tuyo.
-Hoy no viste a Emilio ¿he?
-No, No lo he visto, necesito verlo.

Una ceja se levanta mientras me mira detenidamente.

-¿Necesitas?

Me froto la cara de manera desesperada, la frustración me recorre el cuerpo entero.

-Déjame en paz. ¡Maldición! Tú y tu enorme boca.
-Sólo digo que Emilio te va a terminar por volver loco.
-Eso sería bueno- sonreí carente de humor.
-Es peligroso.
-Se controlar mis sentimientos, gracias por preocuparte por mi.
-No es peligroso para ti, es peligroso para él.- se me revuelven todos y cada uno de mis órganos.
-Deja de meter las narices donde no te llaman.
-Emilio no es para ti- soltó con un gruñido- No eres lo suficiente bueno para él.
-¿No?- murmure antes de explotar- ¿Y entonces quien si? ¿Tú Diego? Es eso ¿¡Te gusta Emilio!?
-Sólo fue una coincidencia de palabras, Emilio no - entonces respira y duda su respuesta- Emilio no me gusta.

Lo miro con toda mi atención, me cruzo de brazos y tranquilamente puntualizo...

-Pues si me estuvieras mintiendo, peor para ti, ¡alejate de él!

Siento mi rostro arder de rabia.

-¿Qué te hace pensar que te tengo miedo Bondoni?- dijo con su voz altanera y en un absurdo tono que pretende transmitir "calma"- Si miedo es lo que intentas que tenga, eres pésimo, pareces un caramelo inofensivo.
-Seguro- digo de manera sutil, con una sonrisa maquiavélica y entre cerrando los ojos paso junto a él, concluyendo.- Ten cuidado con el monstruo que vive debajo de la cama.
-Sigo sin tenerte miedo.
-No cagues nuestra amistad- me aventuro a decir- No me conoces lo suficiente.

Y así desaparecí de esa habitación, me disgusta de sobre manera tener una discusión con Diego, pienso y lo primero que pienso es en Emilio, me atormenta saber si esto será suficiente.
Me tiro a la cama y cierro mis ojos...

Horas mas tarde escucho un ruido en la cocina, hay casa llena hoy. Y sigo sin estar de humor, tomó una chamarra y salgo de la habitación con un par de billetes y mis llaves, necesito cafeína.

El letrero de luces colgado del techo dice: "sweet rest"
Eso, eso es lo que necesito.
Entro observando a chicos y chicas que se me hacen conocidos. Creo que son del Instituto, me siento en la mesa más alejada que encuentro de ellos, y pido un café con leche.

-Damas y caballeros, hoy como todos los martes, tenemos a nuestro querido Emilio Marcos tocando para todos ustedes.

Volteó sin creer lo que escucho ¿por qué yo no sabía de esto?
Resulta que he quedado frente a un mini escenario poco improvisado, creo que eso hacen aquí muy seguido.

Emilio aparece con una bonita guitarra negra, sonríe ampliamente, disfruta este momento, se filtra por sus ojos la emoción que emana de su corazón.

26 días...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora