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"Usted fuma para disfrutarlo.
Yo fumo para morir."

-Alaska Young.

[Parte 2]

Personas, sólo eran personas, la mitad de ellas sin alma, lo podías ver desde lejos, y lo entendías desde cerca, todos tenían una actitud distinta
Absolutamente todos, tenían una peculiar manera de mostrar sus emociones frente al ataúd.
Podías sentir las lágrimas reales, y podías repudiar las sonrisas mientras se abrazaban otros tantos.
Algunas personas no tendrían porque tener derecho a tener alma, a algunos otros, nos quitaron ese derecho sin nisiquiera merecer un castigo.
Es fácil descubrir quien llora de dolor" y quien lo hace por culpa, por eso la muerte es extraordinaria.
Crees que lo entiendes, pero no tienes ni idea de un carajo.
Lágrimas inocentes y fugaces, despedidas inocentes y un par de alimañas ponzoñosas.

Sencillo, ella estaba muerta.
Ellos, tenían diversos sentimientos.
Yo, yo era el asesino.

-¿Gustas café?- Niego al mismo tiempo que con mi mano le pido que se aleje, Mario me mira con un poco de disgusto.
-¿Te pasa algo?

Me encuentro sin humor, y con las tripas revueltas.

-Diego, ven aquí unos minutos.

Camino sobre la casa de los marcos, hasta salir al jardín de la parte frontal, Diego sigue mis pasos, está oscureciendo ya, las farolas de la calle estan encendidas y los autos hacen una hilera enorme que no te dejan ver la carretera.

-¿Te sientes bien?- me dice con un poco de curiosidad.
-Necesito que me consigas un vuelo a España para mañana a la media noche.
-¿Te vas?- dice Mario horrorizado, al mismo tiempo que sus pasos lo dirigen a nosotros.
-Deja el regreso abierto.
-¡Maldita sea, responde!
-No te metas Mario.
-No puedes irte, vas a dejar a los Marcos, ¿justo ahora?
-No lo entendieran, así que no hagan preguntas, mañana me voy a media noche, para entonces estará sepultada y yo podré ir.
-¿Cómo que te vas? ¿A dónde? - Renata se cruza de brazos para parecer molesta, lo cierto es que es porque tiene más frío y un tanto de miedo.
-¿Qué no era privada la conversación?
-Joaquín, Emilio esta mal, no vas a irte.
-¡Yo también estoy mal!

De pronto sus reclamos se hacen una enorme bola de palabras enredadas, veo entrar gente por la puerta, y salir un poco más, al fondo del pasillo una persona fuma, la pequeña bola roja del fuego consumiendose se aviva a cada calada, de pronto las náuseas en mi estómago se hacen incontrolables, suben por mi esófago. El recorrido me quema, el aire me falta, hoy no lo tengo controlado, las arcadas se hacen más fuertes, una tras otra, hasta que pierdo el control de mi cuerpo, una tos infernal me hace vuelver el alma por la boca, puedo notar que lo que sale es sangre, y enseguida comienzo a ver obscuro, imágenes continuas y rápidas en mi cabeza, hasta que la obscuridad gana.

La cabeza me pesa, se que algo no está bien, pero estoy lo suficiente cómodo para abrir los ojos.
Los abro de par en par, están desenfocados, pero se lo que tengo enfrente, tengo una enorme foto de Romina.

-Puta madre- añado en voz alta, cuanto ego.
-¿Joaquín?

La voz de Emilio tiembla, y luego de ella la de Renata que parece que está perdida entre hipos.

-¿Joaco?
-Estoy bien- afirmó con los ojos cerrados.
-Tenemos que ir al médico.
-Dije que estoy bien, Gracias Ren. - mi voz sale fuerte y cruel.
-No, eso no es verdad. Vomitaste sangre.
-Debe ser el estrés- lo cierto es que me convenzo más a mi mismo de lo que acabo de decir. -Emilio.- abro mis ojos y lo veo, tiene el alma destrozada, sus ojos lo reflejan perfectamente- Tengo que viajar mañana.
-¿Qué?
-Es una situación bastante complicada.
-Pero yo...- no dejó que continúe.
-Tu mamá te necesita aquí, viajare en la noche, estaré con ustedes durante el día.
-¿Cuánto tiempo te irás?
-Un par de días.- de pronto se me ocurre algo- voy a ir a hacerme unos estudios.
-¿Qué te está pasando?- Renata se alarma enseguida.
-Nada, es cuestión de rutina, confía en mi, ¿Bien?

Duda, antes de contestar, pero asiente.
-Bien.

Esto es un desorden en su totalidad.

-Ren, es una cita agendada, de verdad no puedo cambiarlo, Emilio, perdóname.
-Estás mal Joaco, tiene que checarte un médico, ni voy a perderte- recita Emilio.

Mi sistema emocional se paraliza, no voy a responderle como el quisiera.
-Debemos acompañar a tu madre.
-¿A dónde irás?- apenas es audible la voz de Emilio.
-A Guadalajara- miento.
-Quiero ir contigo.

Me horrorizo.

-No permitiré, que dejes sola a tu madre.
Su mirada se incomoda al reflejar lo destrozada que está su alma, me pega directo en el corazón.

-Emi, regresare ¿Bien? Sólo será un instante.
Lo abrazo, mientras siento sus latidos.
-Anda, sólo un rato más, tienes que descansar.
-Te quiero Joaquín.

Es aquí cuando recuerdo lo peligroso que es querer a alguien, lo complicado...

-Y yo, a ti., así que perdóname- lo digo por ser asesino de su hermana.
-no me pidas perdón, tu tienes conmigo la vida perdonada.
Responde como si yo me hubiera comido la última galleta.

Nadie debería confiar en un demonio con ojos de amor. Esos somos los peores.

-¡Ay Emilio!

Y lo guió a la sala, donde pasaremos parte de la noche y mañana. Luego iremos al cementerio...
Cuando es hora de despedirse de Romina, Emilio esta destrosado, mi cabeza da una y mil vueltas, detesto  el aroma a flores mezclado con café, creo que ese aroma es melancolía y destrucción para cualquiera.
Será una noche larga.

--**--

-SHS 💫
😭😭

Hola, ¿están aquí?


26 días...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora