26 días...

D Í A 14

"Cada corazón tiene su propia melodía, y tú, conoces la mía"

-Cassandra Clare.

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Un pequeño niño indefenso, no tiene la culpa de toda esa mierda que tienen en su cabeza las personas adultas.

-No voy a hacer eso papá..
-¡oh, claro que lo harás!
-Pero... ¿Es qué te has vuelto loco? El niño tiene 4 años.
-Sus papás quieren divorciarse, pero nadie quiere la custodia, así será más fácil.
-¿Fácil? ¿Qué clase de mierda tienen en el alma?
-la misma que deberás tener tú, si no quieres ser el niño.
-Es que no lo entiendes.
-Ni tú, maldito cobarde, un asesino ya eres, ¿qué puede ser peor? Mataste a mi novia.
-Eso fue un accidente
-tú fuiste un accidente. Ahora, ven aquí.

Su fuerza, sigue siendo mayor a la mía, me jala del suéter color rojo que me hace sentir cómodo.

-Pareces un marica, ¿lo sabías?
-¿qué es un marica?- cuestiono el pequeño niño de 4 años que estaba en el auto.
-No uses esa palabra Tamy.- le dije lo más dulce que alguna vez había sonado.
-Bien, oye ¿esa palabra te pone triste?
-lo hace- respondí al instante.
-Te enseñaré algo, ven aquí 'Juaraquin'- dijo Tamy sintiendo en la lengua su palabra, repetía una y otra vez mi nombre, no le veía la dificultad, pero el lo hacía, le parecía fascinante.- mi alita me dio una caja mágica.
-¿mágica? ¿Enserio?
-Ella no dice mentiras.
El pequeño Tamy era muy listo para sólo tener 4 años, era admirable.
-No, no las dice.
-me contó un cuento de un pan
-¿un pan?
-sí, el volaba y vivía en un lugar que nunca jamás.
-¡oh, hablas de peter pan!
-¿tu alita te contó ese cuento?

Y mi alma de 14 años era lo bastante joven como para decirle que esos cuentos no existían, porque yo creía en ellos.

-lo hizo- mentí, mentí como estaba acostumbrado a hacerlo cada que mamá preguntaba que había hecho con papá esa tarde.
-abre eso y dale gueltas.
Y obedecí.
Le daba un gusto inexplicable. 

A mis oidos llegaba una melodía de esa película infantil, "Distant malody" de "Peter pan" era una cajita musical, las notas iban de una por una con tanto amor.

Entonces papá llego al auto y decidí esconderla en mis pantaloncillos.

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Mi cuerpo reacciona, mi alma lo hace al mismo modo, y me paro alarmado, escucho esa melodía, la escucho, miro la habitación de un lado al otro, bajo la cama veo la cabeza de arbusto de Emilio, me paro con mucho cuidado y observo la caja musical en sus manos, siento como mi corazón ha dejado de latir.