4. ¿Amigos?

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Estaba sentada en la sala viendo televisión mientras esperaba a que llamasen a la puerta para enseguida abrir y encontrarme con mi novio Jeffrey. Observé la hora en mi celular y eran exactamente las 3:00pm, justo cuando escuché la puerta, apagué la televisión y tomé mis cosas (celular y algo de dinero), fui directo a abrir y me encontré con él, con mi novio que quizá esté a punto de ser mi ex.

—Hola preciosa— Me saluda a secas. Qué gran hijo de puta—. ¿Estás lista?

—Desde hace media hora— Le digo—. ¿Nos vamos?

—Claro.                                                        

—¡Yayo, regreso en media hora!— Grité desde la puerta.

—¿A dónde vas?— Pregunta en un grito desde el baño.

—Va a salir conmigo.— Contesta Jeff en mi lugar en un grito también.

—Cuídala cabrón o ya sabes...— Advierte.

Estaba riendo a carcajadas.

Salimos del departamento, él iba en su mundo y yo en el mío, ni siquiera parecíamos pareja, no podía quejarme de nada, yo sabía que al llegar a Quepic Liven, no íbamos a pedir nada, sólo iríamos a tomar asiento y hablar sobre nosotros.

Mentalmente me preparé el día de ayer porque sabía muy bien que terminaríamos y que yo iba a estar llorando, rogándole como una estúpida que aún había esperanza de que todo pudiese seguir de viento en popa, pero al final me di cuenta de que yo no debo de andarle rogando a nadie, y que si me quieren, me van y me buscan y si no, pues que les vaya bien a donde quiera que vayan.

Cuando todo acabara, yo me iba a dedicar principalmente en mis estudios y después en un chico, aunque también no estaría nada mal volver a disfrutar de la soltería por cuarta vez.

Llegamos al dichoso lugar, estaba lleno, enseguida fuimos a tomar asiento en una mesa que a lo lejos pudimos ver que estaba vacía, fue entonces cuando llegó la mesera, era morena de ojos claros y ni se diga su cuerpo, bien curveado, Jeff se la estaba comiendo viva con la mirada. Cabrón hijo de la chingada.

—No ordenaremos nada, simplemente estaremos un par de minutos aquí y ya.— Le dijo Jeff a la mesera, ella asintió y se marchó.

—Habla de una vez.— Suspiré.

—Lo nuestro ya no ha dado para más, ____.

—Que tú no pongas de tu parte, no es culpa mía.— Le dije sin verle a la cara.

—Tú tampoco pones de la tuya.

—¿Estás seguro de lo que dices?— Enarco una ceja. Pendejo ¿quién se está creyendo?—. Porque yo tengo bien seguro que quien no daba para más eras tú ¿yo qué? Yo siempre puse de mi parte y mucho más que tú.

—Estás demente.

—Vamos Jeff... ¿A quién quieres engañar? ¿A tus amigos? Porque eso es lo más probable. De seguro ya les fuiste con ese cuento de que yo ya no doy para más ¿por qué? Porque yo no he puesto de mi parte y tú sí, ¿por qué? Porque tú eres el que más ha puesto; no querido, así no son las cosas.

—Me conoces muy bien...

—Este año y tres meses me han servido perfectamente para saber muy bien de ti, Jeffrey.

—A mí también, ____.

—Lo sé, pero el problema es que tú no transmites la información correcta, tal cual se debe, al contrario, le pegas de más y dices cosas que jamás en la vida han pasado.

Enséñame a quererte. {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora