Hong-Joong tenía razón, él no estaba en ningúna parte de la casa, sentía mi corazón en la boca, llamé a la policía diciendo que mi hijo había desaparecido, que empezaron a buscarlo en patrullas, tenía que aparecer.
—Mi hijo, mi bebé, mi niño ¿Dónde estás pequeño?
Rompí en llanto tratando de calmar a mi Omega, unos brazos me rodearon la cintura y luego otros brazos más pequeños abrazando mis piernas sintiéndome cálido.
—Tranquilo cariño, ya veras que encontrarán a Taeho no pudo ir muy lejos.
—Solo hay que esperar que lo encuentre la policía pero si...
—No amor, te puede pasar algo mejor vamos a dormir, ya es tarde.
—¿Crees que podré dormir sabiendo que MI hijo está en la calle?, arropa a Youngmi yo estaré en la habitación de TaeHo.
Camine hasta el cuarto de TaeHo con lágrimas en los ojos sintiéndome el culpable de todo, no debí dejarlo solo, debí hablar con él, me eche en su cama aspirando el olor que había allí, agarré su peluche de felpa y lo abrace.
—Mi niño, ¿A donde fuiste?