El destino siempre los va a unir pase lo que pase, a pesar de que se juren odiar y no querer verse nunca más, aunque lo nieguen la luna sabe que aún se aman con locura, que desean volver a ser uno, que estén juntos y críen a sus cachorros, ambos lo desean tanto pero su orgullo, su maldito orgullo puede más, sus lobos están lastimados al no estar con su pareja, sentían que poco a poco su ser moría lentamente pero nadie se iba a quedar de brazos cruzados hasta hacer lo correcto.
Después de cercase las lagrimas y empezar a terminar el almuerzo se fue a recoger a sus hijos recibiéndolos con la mejor sonrisa, aunque él pensará que no lo notarían era todo lo contrario, ellos lo abrazaron con fuerza besando sus mejillas aun con lagrimas secas.
"Te amamos appa Tae"
Fueron las únicas palabras que necesito para poder levantarse nuevamente, las únicas para que pudiera sonreirles con sinceridad y que sus cachorros estuvieran felices caminando hacia su hogar con sonrisas traviesas.
Mientras les servía su almuerzo ellos les contaba lo que habían hecho en la escuela, con muecas relataban lo que habían presenciado en sus compañeros y profesores, lo que habían aprendido y los eventos que harían la próxima semana, se notaba que se divertían en la escuela, con solo mirar la sonrisa dulce de sus hijos ya no le importaba si él era infeliz, sus hijos eran su prioridad ante todo, nada importaba más que ellos.
Ni siquiera él mismo.
(...)
Taehyung se encontraba en la cocina lavando los trastes de la cena, su "alfa" le había llamado avisándole que llegaría algo tarde por el trabajo acumulado que tenía, el sabía que era una mentira ello, sabía que seguro estaba revolcándose con una o un omega, él lo sabía pero poco le importaba, no lo amaba, se podría decir que estaban solo por "compromiso" pero para que negarlo, él alfa ya estaba harto de que no le diera lo que quería, que no lo haga solo porque no se sentía listo pero la verdadera razón era porque él ni su lobo lo querían, vivía de supresores en sus celos para que no sintiera su aroma ni el dolor.
Más sabía la razón del porque no venía era porque aún seguía enojado por la pelea en la tarde, con un suspiro trato de olvidar lo acontecido tratando de distraerse en otra cosa, como que su estomago rugía, no había cenado ni almorzado porque no tenía apetito, quizás él no pero su estómago si.
Se secó las manos y tomó las llaves de su casa saliendo hacia la pequeña tienda de veinticuatro horas donde la atendía un agradable omega con sonrisa cálida.
—¡Hey Tae!, ¿Cómo estás?, ¿Qué haces tan tarde por aquí?
—Hola wonnie, bien con algo de calor, vine a comprar unos dulces, se me provocaron antes de la cena
—Uhh, ¿Acaso son antojos?
Hyungwon o wonnie como le decía tae era un omega agradable, cuando lo conoció con tal solo una sonrisa le hizo sentir cálido y con una broma supo que se sería un buen amigo, no tanto como Jimin pero si una agradable compañía, ahora que lo recordaba debía ir mañana a hablar con Jimin si o si, aún no entendía lo que había pasado con su amigo, él era un excelente alfa, seria demasiado extraño si la razón del dolor de Jungkook fuera porque no hubiera aceptado a su propio cachorro.
En fin, wonnie siempre le hacía bromas en doble sentido, un poco también para alegrarlo ya que siempre lo notaba decaído y que con un poco de su humor lo hacia sonreír minimamente, al menos un poco era un gran logro, él no sabía que no amaba a su alfa pero aún no se ganaba esa confianza como para decírselo.
—No digas tonterías solo se me provocó
Solo agarro varias bolsas que le parecieron coloridas y las llevo hasta Hyungwon pagando con las mejillas coloradas, ¿Por qué?, su excusa era que hacia calor pero aún estaba cabizbajo de igual manera, no sabía ni porque pero su lobo no dejaba de regañarle por no estar con su alfa.
Salió del lugar prometiéndole a wonnie que traería a los niños mañana para que lo saluden, sus hijos lo adoraban, más porque podían agarrar lo que quisieran de la tienda aunque Tae lo racionaba para que no les diera indigestión luego, camino con su bolsa hasta un parque cercano sentándose en una banca, se quedo mirando los columpios donde sus hijos jugaban los fines de semana, jugaban hasta que venían sonrientes porque tenían hambre, aveces quería un poco de esa vitalidad que tenían.
Sus hijos
Sus hijos eran su adoración, lo más Preciado que tenía y no quería arrebatarles esa hermosa sonrisa por su egoísmo, no porque a él le doliera significaba que sus hijos debían alejarse de su padre, si, se refería a Hoseok, había pensado en irse con ellos a donde no los pudiera encontrar para no seguir sintiendo es dolor pero.....no podía, sería como desquitarse con ellos, sería estúpido y demasiado egoísta de su parte, no lo haría por sus hijos.
El fruto de su amor.
Hoseok.
Su alfa.
Su compañero.
Su único amor.
Las lágrimas no paraban de salir sintiéndose miserable, con unas ganas inmensas de correr hacia su hogar y decirle que lo perdonaba, que ya nada importaba, que estuviesen juntos como antes de aquel horrible día, no se dio cuenta ni que ya estaba corriendo, aún con lágrimas en los ojos divisó las calles por donde iba, tratando de recordar el nombre de las calles, su infancia estaba ahí, debía acordarse.
Paro abruptamente sujetándose de las rodillas tratando de recobrar la respiración, levantó la vista secándose las lágrimas secas caminando lentamente hacia la casa de su alfa, tenía tantas esperanzas de que le abriera y lo abrazara tan fuerte que se perdería en su aroma, en que le jurara de nuevo esas palabras de amor, esas promesas que se podrían reconstruir pero no se esperaba con eso, no se esperaba que el alfa estuviera con la puerta abierta, que le sonriera a esa omega y la abrazara con cariño, no se esperaba eso, no lo esperaba más no podía reclamar nada.
No podía hacerlo.
No tenía el derecho.
Si él había hecho lo mismo.