"Estoy en casa"
Narra ___
No podía creerlo, por fin estaba con los demás, abrazandolos, riendo y llorando como si nuestra vida dependiese de ello. Aunque nadie podía evitarlo todos estábamos igual de felices, aún así, él que más sentimientos mostró fue Mitsuhide, quien estaba aferrado a Zen, y más de alguno se preguntó si estaba llorando, riendo, regañando a Zen, dando gracias a Dios o felicitandonos por nuestra excelente aparición.
No me había dado cuenta que un guardia real, estaba parado detrás de nosotros, dispuesto a dar un decreto del Rey, es decir, de Izana.
-El Rey, pide la presencia de la señorita ___ Darlington y De su alteza el Príncipe Zen Wistaria, en sus aposentos. -Exclamó aquel guardia con fuerza y seguridad, mientras se mantenía firme y recto, como todo guardia debe estar.
Asentí al igual que Zen, y nos dirigimos rápidamente a los aposentos de su majestad, El Rey. Una vez estuvimos ahí, ambos nos arrodillamos ante su trono, donde supuestamente se encontraba Izana, así nos quedamos esperando pacientemente a que Izana-Sama nos de permiso para hablar, o que dijera algo.
- Alcen sus rostros, y explíquenme lo sucedido. -Dijo con voz segura y firme nuestro rey, mientras podía sentir su mirada fija en nosotros, como si con esa mirada evitara que cualquiera mintiera con respecto a su pregunta.
Ambos acatamos su orden de forma inmediata y le explicamos lo sucedido, pero, justo cuando iba a mencionar que debido a mi imprudencia le hice daño al Segundo príncipe de Clarines y pedir por un castigo digno de tal terrible hazaña, Zen evitó que continuara, y mintió, diciendo que fue un guardia, él que le hizo dicha herida, la cual, ya ni rastro quedaba de que siquiera habría existido.
Debido a la expresión de Izana, es que supuse que se había tragado la mentira soltada por Zen y luego de haber terminado nuestro relato, Izana nos dejó salir, sin tener nada más que comentar, algo que me pareció extraño, pues pensé que habría algo más que quisiera saber o decir, pero al parecer ese no era el caso.
Ambos caminamos en silencio, por los extensos y ahora, vacíos pasillos del enorme palacio que hace algún tiempo no pisabamos y que, después de tantos sucesos parecía distinto, y extrañamente tranquilo. Ninguno de los dos decía palabra alguna, pero ambos sabíamos que debíamos hablar, hablar de lo sucedido con Izana-sama, pues mentirle al rey es algo que nadie debe cometer, sería considerado casi traición, y más por un acontecimiento como el que vivimos, más por el error que cometí...
- ¿Por qué..? -Comencé a hablar, rompiendo aquel silencio que sabíamos no duraría mucho de todas formas.- ¿Por qué mentiste?..
- Sabes lo que le sucede a quienes hieren o lastiman a la familia real.. No podía dejar que algo malo te pasará, no iba a permitirlo. No otra vez.. -Respondió Zen, con una mirada perdida, y algo melancólica, pero manteniendo una ligera sonrisa, aunque triste.
No me gustaba verlo de aquella forma, por lo que, puse una mano sobre su hombro, y le mire de forma cálida, no fueron necesarias las palabras, sólo una simple mirada, pudo calmarlo en segundos. Estaba agradecida con él, y con sólo enseñarme aquella expresión supe que simplemente debía aceptarlo.
- Que serio que estas princesita, venga, vamos a buscar a los demás, y prepárate, porque se viene un torbellino de preguntas -Dije con una expresión alegre y un tono divertido y burlón, debía animarlo de alguna forma, y dejar aquel ambiente serio y pesado detrás, aquella conversación, probablemente no la volveríamos a tocar, pero, así estaba bien.
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Mi Amor Por Ti [Zen Wistaria y tu]
DiversosEres ____, tienes ojos azules y cabello blanco como la nieve, pero lo escondes, aunque hay personas que tengan el cabello blanco, uno de tus ojos cambia a amarillo si te enfadas o descontrolas y las personas lo ven como algo malo o bien, un mal augu...