Capitulo 5: "Lux, la Demaciana infiltrada"

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Me limité a decir algo. Un nudo en la garganta se formó a escuchar esa frase salir de su boca, pero pronto dudas severas se aproximaron hacia mi.
-No juegues a mi juego conmigo, ambos sabemos que es mentira...- comenté decepcionada.
-¿Qué te hace pensar eso?- preguntó confundido.
-No tendría sentido, piénsalo. Nunca establecimos una amistad más allá de conocidos... No estarías realmente interesado en mi, serías un romance igual a los demás...- aclaré mientras observaba a la blanca y pura luna.
Suspiró. Parecía que lo que dije le había dolido, pero no lo demostró.
-¿Qué debo hacer para demostrártelo?.- replicó.
No contesté, no tuve el suficiente coraje como para responderle.
Se marchó sin nada más que decir al notar mi ignorancia hacia sus verdaderos sentimientos, que luego realmente me arrepentí.
Pasaron dos días después de ese suceso, mi cuerpo me pedía esencias de almas sin freno, pero el trato que había formado conmigo misma seguía en marcha. Cada vez sentía más y más agotamiento y debilidad por no robarlas, sin embargo, estaba decidida a continuar actuando como era debido.
Robaba solamente cuando era necesario ya que no tenía dinero para pagar mis alimentos. Además, a algunos niños pobres que se hallaban vagando por las calles, les ofrecía lo poco que tenía por lástima a ellos. Sin embargo, en una de esas hazañas de ladrona, me había metido en el negocio equivocado. Era un local pequeño de pasteles que parecían muy sabrosos a la vista, pero la dueña de éste era, nada más ni nada menos, que Morgana, el ángel caído. Ella tenía un aspecto diabólico con sus alas quemadas, su vestimenta, su rostro pálido, su cabello y sus ojos violetas.
Había decidido esquilmarle su trabajo pensando que no lo notaria, sin embargo, al hacerlo, se enojó tanto que salió a la calle para perseguirme, pero no logró su objetivo gracias a lo rápido que podía correr. Una vez tranquila, compartí mi comida con unos pequeños humanos y me alimenté disfrutando como si fuera la última cena.
Por otro lado, era buscada por la caballería de Noxus ya que cometí delitos graves y menores en contra de sus habitantes. Robar era uno de los tantos, pero siempre lo hacía por una buena razón. Muchos carteles de "Se Busca" con mi rostro dibujado se hallaban estampados a las paredes de las casas delatando mi identidad.
-¡Allí está! Arréstenla.- gritó un guardia a sus compañeros mientras me señalaba.
Corrí al instante cuando escuché su voz resonar en mis oídos. Ellos me perseguían decididos a meterme en el calabozo, no tendría tiempo para hechizarlos correctamente, de modo que seguí avanzando con mis piernas sin rumbo alguno esperando alejarme lo suficiente de los guardias.
-Es inútil. ¡Entrégate!- gritó otro que corría detrás mío, pero lo ignoré.
Estaba acorralada, no había escapatoria. Había entrado en el lugar incorrecto, lo cual me encerró sin salida entre paredes de casas.
-Serás ejecutada por cometer delitos graves.- dijeron al notar mi situación.
Observé una de las paredes de menor distancia, con la esperanza de encontrar una escapatoria.
-Sube. ¡Rápido!- comentó una voz femenina y, instantáneamente, una mano de una mujer se asomó por el techo de esa casa.
Me impulsé del alféizar de una ventana y tomé su mano, dejando atrás a los guardias que me perseguían. Era una mujer joven, de pelo corto y dorado como el sol. Sus ojos eran celestes muy expresivos, sin mencionar sus rasgos tan delicados. Llevaba una vestimenta típica de hechicera y una varita con la cual usaba sus poderes.
-¡Hola! Mi nombre es Luxanna, la Dama de Luz.- comentó una vez que llegamos a un lugar seguro.- Soy nativa de Demacia... Lo que me hace enemiga de esta ciudad, pero espero rescatar a los perseguidos, como tú.-
-Te debo la vida. Estoy en deuda contigo.- contesté bastante agitada por correr de esos guardias.
-No te preocupes, lo hice porque me pareció lo correcto. Para qué dejen de perseguirte, trata de bajar tu notoriedad, todos te reconocen cuando te ven... Elimina esos carteles donde aparece tu rostro... Quizás evite las persecuciones.- dijo dándome un consejo sabio, parecía que era una chica que conocía las calles.- Yo he venido aquí por algo parecido... Tengo que evitar que me descubran.- agregó y me guiñó el ojo.
-Gracias, suerte con lo tuyo. Debo marcharme, adiós.- repliqué despidiéndome gratamente.
-Adiós. Búscame por el apodo "Lux" si me necesitas.-
-Lo haré. Por cierto, mi nombre es Ahri.- mencioné mientras me marchaba.
-Claro, lo recordaré.-
Suspiré cuando pude percatarme que estuve muy cerca de que la justicia me robara mi libertad y luego mi preciada vida. Pero ese sentimiento no duró mucho ya que, cuando menos lo esperaba, nuevos guardias me encontraron bagando por las calles y decidieron perseguirme al igual que sus anteriores compañeros. Sin embargo, esa vez, no estuvo Lux para salvar mi vida, de modo que me arrestaron y me llevaron al calabozo.

Del odio al amor.- League of Legends (Ahri x Talon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora