Del odio al amor.- League of Legends (Ahri x Talon)

Capitulo 2:"¿Batalla de Reconciliación?"

No existiría nadie que pudiera superarme en belleza y habilidad, mi superioridad se podía apreciar por ese simple hecho. Pero... Esa incógnita oculta, ese hombre asesino, ese enigma sin resolver, despertó la más profunda curiosidad e intriga de mi ser. Tal joven humano atractivo fue el primero en su raza en atraer ese gran sentimiento dentro de mi, "la Zorra".
Decidí encaminarme hacia la Gran Biblioteca Noxiana para husmear en los documentos de los habitantes de allí. No había pasado un día luego de toparme con ese sujeto enigmático, pero mi ansiedad desbordó dentro de mi.
-Hola... Quisiera con muchas ganas...- dije poniendo énfasis seductor en la última palabra.- Ya sabe, solo quiero leer unos documentos.- agregué guiñándole el ojo al cuidador de la biblioteca.
-Claro...- contestó boquiabierto, pensando, quizás, en cosas eróticas.
Me permitió acceder a esos buscados documentos, gracias a su estúpida debilidad al amor. Traté de encontrar su archivo buscando uno por uno, pero nada apareció. Realmente cada vez me resultaba más interesante, la búsqueda se volvía más difícil, lo que me atraía.
Algo me detuvo, el hambre sofocó mi estómago con grandes ansias de torturarme, debía alimentar mi cuerpo urgentemente. No obstante, los pasteles o verduras solo eran sabrosos para humanos, si me proponía probar alguno, arcadas se verían atraídas y, posiblemente, mi cuerpo rechazaría esa porción tan horrenda. Con esa excusa, decidí cazar mi propia comida, en otras palabras, un pequeño animal que permitiera satisfacer mi hambruna.
En los bosques es donde decidí buscar. Me mantuve escondida en una gran rama de árbol que pudiera soportar mi peso esperando por un inocente animal. Pero, para mi sorpresa, no fue un bocadillo el que se apareció. Una mujer con delicados rasgos tan bellos como los míos, transportando cuchillas atadas por un cinturón a su fina cadera fue la que me sorprendió. Su cabello largo, liso y rojo como la Escarlata resaltaba sus ojos claros, sin embargo, una cicatriz en uno de ellos le daba un aspecto militar ¿Cómo era posible que una humana fuera tan hermosa?
Dejé escapar una carcajada seductora resonante como para confundirla, mientras alternaba mis épicos escondites.
-¿Quien eres?...- preguntó ya poniéndose en guardia.
-¿Quien soy...? La ama de los bosques.- mentí entre risas exageradas.- ¿Cuál es tu nombre, invasora?- consulté con tono seguro y femenino.
-Mm... ¿Crees ser digna de escucharlo?.- replicó con mi misma seguridad, lo cual me irritaba.
-¿Y tu digna de decírmelo?-
-Me llaman Katarina Du Couteau, ese es mi nombre completo. Soy hija heredera del General de Noxus.- comentó.
Mis ojos se prendieron fuego, su esencia era sin igual. Tanta fortaleza sin arrepentimientos, un alma sin miedos y completamente segura de si misma, debía ser mía.
Bajé de ese gigantesco árbol de un salto hasta caer al suelo ilesa detrás de ella.
-Un placer...- dije pronunciando la última letra con muchísimo mas énfasis.
Quería asesinarla y quitarle su esencia con la cual me sentiría más viva, pero recordé la promesa que había hecho: "No pienso seguir esquilmando la vida de los humanos" y me retracté de inmediato.
-Una hermosa Kumiho... La misma que ayudó a Demacia en darle información nuestra, ¡Te asesinaré!- gritó enojada por algo que no había hecho.
-Si quieres jugar conmigo, deberás conocer muy bien el juego...- comenté como última frase al verla dispuesta a enfrentarme.
Cuchillas y hechizos lucharon en ese bosque tan precioso, destruyendo la vegetación con nuestros poderes. Pero, finalmente, tras unos minutos de intercambio de golpes, aproveché una gran ventaja oportuna.
-Te perdonaré la vida, no te conozco, pero te aseguro que te equivocas... No soy la Kumiho de la que hablas.- dije al poder inmovilizarla en el suelo con mis poderes.
-Digno rival.- contestó mientras se agachaba en reverencia.- Permíteme invitarte a mi castillo como signo de arrepentimiento.-
-Si usted lo desea...-
Había podido encontrar un lujoso lugar en donde pasar la noche y alimentarme con carne. Era perfectamente lo que buscaba. Tuve suerte en encontrar a esa mujer tan hermosa y poco débil. Debía aprovechar esa oportunidad y, quizás, podría encontrar al asesino oculto que tanto me intrigaba.