Una semana después, Katarina actuaba diferente, desaparecía de Noxus sin aviso previo, logrando una incógnita en gran parte de la Suprema Orden Militar Noxiana. Todos se preguntaban por ella, sin embargo yo era la única testigo que realmente sabía lo que estaba sucediendo. Ella se escapaba para encontrarse con él, Garen. No le mencioné una palabra a nadie, incluyendo a mi pareja. Era un secreto que murió allí, en aquel románico y oscuro bosque frondoso. Quería olvidarme de esa escena que no debí apreciar jamás, pues debía cargar con el peso en la conciencia.
Para ese entonces, me encontraba junto a Talon, quien me mencionó al oído sobre una sorpresa sólo para mí.
-Ven, te gustará. Confía en mi, cierra los ojos.- Insistió con una sonrisa.
-Estamos traviesos, ¿Eh?- contesté complaciéndolo.
Él apoyó sus manos sobre mis párpados para asegurar que no haga trampa en su intrigante juego. Me encaminó hacia algún lugar del Castillo que no conocía, el aroma allí era diferente, era a jazmines. Cada vez que daba un paso adelante, sentía una inminente pasión creciente en mí, quería saber cual era su sorpresa y por qué se decidió a dármela aquella noche.
Talon abrió una puerta y quitó sus manos de mis ojos.
-¿Dónde estamos?- pregunté antes de que pudiera notar que aquel cuarto era una habitación para la realeza.
Allí se hallaba una cama matrimonial, muebles lujuriosos y muy caros para los campesinos débiles y algo que capturó toda mi atención de una sola mirada. Era un ventanal, pero no cualquiera, uno que encerraba entre su marco un paisaje que era impagable. La noche más exquisita y atractiva que jamás había visto antes en mi larga y placentera vida. Me acerqué a aquel vidrio para apreciar simplemente lo que se representaba a través. Talon me miró sonriendo, como si eso estuviera planeado por él. Aquellos ríos de los cielos, plagados de pequeños y brillantes puntos blancos, aquellos que nos observaban con entretenimiento desde su inalcanzable sitio, esos llamados estrellas, que ocultaban en cada una de ellas, un beso para él. La noche acogía embrujo de miradas con su cielo estrellado, y la luna se había esfumando, no se presentó invadiendo la oscuridad estelar, pues estaba volviendo a nacer, al igual que yo.
Quería detener el tiempo una vez más, junto a él, haciendo ese momento algo más único y especial.
-Genial, ¿No crees?- comentó Talon al notar mi asombro repentino por el paisaje.
Sonreí de oreja a oreja, me sonrojé, sentí como si mi estómago se retorcía de amor, sentí mariposas adentro, sin embargo, eso sonaba demasiado poco.
-Es hermoso, me conoces muy bien. Sabes que me encanta apreciar las noches como ésta... Te amo- musité ruborizada mientras me acercaba a él y me derretía en sus brazos.
Él también sonrió por mi expresión tan cariñosa.
Chocó suavemente su frente contra la mía, mirándonos a los ojos muy de cerca. Tocó mi mejilla con su mano, un gesto clave que me encantaba que lo hiciera.
-Decir "te amo" suena poco cuando hablo de ti...- masculló tierno.
Me mordí el labio inferior por la vergüenza que sentía, pero quería que ese Talon romántico saliera de su escondite de una vez por todas, y éste era un caso especial.
-¿Me merezco esto viniendo de ti?- pregunté insinuante.
-Te mereces esto y mucho más- replicó sonriendo por mi actitud que, según él, era dulce.
Acortamos esos centímetros de distancia que nos dividían, formando un beso lleno del dulzor de esa pasión que recorría por nuestros labios. Nos enredamos en un juego del cual ninguno de los dos quería salir.
Ambos nos sumergimos en lo prohibido aquella noche. La luz pálida de los astros celestes penetraba en la solitaria habitación envolviéndonos en un ambiente seductor, peligroso. Nos perdimos entre la eterna y sutil oscuridad que se nos presentaba ambiciosa de placer; mi piel se extasió cuando sentí sus besos sobre mi cuello, me entregué en un acto involuntario, cada centímetro de mi ser quería ser parte de él. Mis delicados suspiros hacían que su alma enloqueciera de placer deseando hacerme aún más suya que de mi propia conciencia. Sin embargo, mentiría si dijera que no lo logró. En aquel lugar, a aquella hora, el destino unió nuestras almas sin más existencia que una noche inolvidable.
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Del odio al amor.- League of Legends (Ahri x Talon)
Fiksi PenggemarAhri era una criatura inteligente, así que se adaptó a las costumbres de la sociedad humana y aprovechó su don de la belleza para atraer a los hombres incautos y poder consumir sus esencias de vida, para poder sentirse aún más completa... Pero su cr...