Capítulo 11: "No hay tiempo que abastezca..."

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Cinco agotadores meses después de rescatar a Katarina de las manos Demacianas, todo había empeorado, o quizás, para mí. Había creído que mi ansiedad por obtener esencias humanas había acabado, pero todo éste tiempo lo único que estuve haciendo fue alimentando aquel inquieto deseo. Al no absorber almas, mi cuerpo se notó debilitado física y mágicamente, ya no poseía aquella puntería y delicadeza propia para lanzar los hechizos perfectos e implacables, tampoco mi pulso se notaba joven y mis manos temblaban como si un terremoto las sacudiera. Mi salud envejecía a medida que me mantenía sin extraer ningún alma. Pero mi promesa seguía en pie, no podía abandonarla a mitad del juego. Mis posteriores actitudes y pensamientos inmorales debían ser expurgados, quería limpiar mi sucio nombre y actuar diferente sin importar lo que sucediese, desde hace tiempo estaba preparada para esto. Sin embargo, otra parte de mí anhelaba con ansias incontrolables destruir un cuerpo y robar su esencia para quedarme con la juventud de su alma, ¿Qué debería elegir? ¿Realmente me podía oponer a mi propia naturaleza? No, nunca pude. Mi creciente moralidad me quitó parte de mi ser, cada vez me estaba convirtiendo en una auténtica humana... ¿A quién quería engañar con ello? Me había extraído mi esencia de monstruo atractivo, de Kumiho Ancestral.
No tuve otra opción, no pude contra mi misma. Me acentué en los rincones más recónditos de los bosques oscuros y tenebrosos, esos a los que todos temían. Me causó cierta familiaridad, aquella vegetación tan fúnebre se parecía a mi alma podrida, aquella egoísta y presuntuosamente atractiva que deseaba imponer el dolor y el pánico para disfrutarlo en el rostro de cada una de sus víctimas, ¿Tan retorcida era por dentro? ¿A cuanta gente asesiné para saciar mi esencia? Quebré en llanto. Pensé en Talon, en lo que sentí por él, ¿Acaso fue una mentira? Quizás, eso no fue amor, fue deseo y admiración, un entretenimiento fasto para sentirme viva, para creer en algo distinto.
Me hice un ovillo apretando con firmeza las rodillas contra mi pecho. Me hallaba debajo de la sombra de un ancho y serpenteante árbol de aquel bosque. Necesitaba ayuda, necesitaba una vida que me fortalezca o... Una esencia. Nací siendo un monstruo, uno engañoso y maldito, uno tan macabro que nadie lo igualaría. Entonces fue en ese instante cuando me pregunté si de verdad merecía seguir viviendo en éste mundo.
-¿Quien soy...?- me pregunté mientras acariciaba mi rostro húmedo por las lágrimas.
Poquito a poco, fui perdiendo la cordura. Dentro de mí, dos partes luchaban a muerte, solo había lugar para una sola, ¿Cuál era la correcta? Tomé mi cabeza con ambas manos y desprendí mil y una lágrimas esperando un resultado coherente. Raspé, con mis largas uñas de zorra, el mullido suelo una y otra vez hasta que mis dedos sangraron. Y pronto, sin más conflictos existenciales dentro de mí, un bando de aquellos ideales interiores ganó la batalla que parecía ser infinita.
Mis ojos se volvieron rojos como la sangre, mi cuerpo recuperó fuerzas y mis nueve colas zorrunas se convirtieron en fuego naranja, tan resplandeciente como una mismísima estrella. Me incorporé con una sonrisa sádica, me sentía completamente lista para pecar...

Del odio al amor.- League of Legends (Ahri x Talon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora