Capítulo 32
Paso tras paso, mi corazón latía más y más rápido. Ya estábamos dentro de la casa de Caitlin, ella vivía con sus padres y por suerte, nadie se encontraba allí mientras nosotras nos deslizábamos por las paredes. Summer había insistido en hacer nuestro trabajo del modo más detectivesco posible, y considerando que yo sola no podía forzar la puerta de entrada, tuve que aceptar su peculiar condición y por eso, estábamos deslizándonos por las paredes de la casa ridículamente.
- Supongo que esta es su habitación –Dijo Summer deteniéndose frente a una puerta.
En efecto, con tan solo ver su puerta supe que la suposición de mi amiga era correcta; en la entrada, había un cartel que decía “No entrar a menos que seas One Direction” Reí irónicamente al leerlo y sin más preámbulos, abrí la puerta para encontrarme con una habitación parecida a la de Summer, pero con más exageración.
- ¡Guau! –Exclamé sin dejar de observar todo.
- Doble guau –Afirmó mi amiga.
Cada espacio, cada rincón, incluso cada centímetro de la habitación, estaba ocupada por algo de los chicos; un poster, un cuadro, un muñeco, una camisa, un libro, una sábana, una almohada, una alfombra o un armario, no importaba lo que fuera, todo tenía la cara de los chicos allí.
- Esto da miedo –Afirmé- Tú no tienes toda tu habitación así.
- Ya sé, pero eso no es lo único que llama la atención.
Fijé mi mirada en Summer y luego la desvié hacia donde ella estaba mirando: su escritorio. Me acerqué junto con mi amiga y no tardamos más de cinco segundos en entender todo. Allí, había más de diez cartas apiladas y listas para ser enviadas, casualmente a la dirección de nuestro departamento ¿Qué significaba? Que Caitlin, sí era la causante de cada carta que había llegado a mi domicilio y además, planeaba enviar más de las mismas sin ningún tipo de remordimiento.
- ¿Estás pensando lo mismo que yo? –Preguntó Summer mirándome.
- Estoy segura de que lo que estas pensando tú, es mucho peor de lo que estoy pensando yo.
Y al decir esto no mentía; yo simplemente seguía cuestionándome como una persona era capaz de hacer todo eso, mientras que mi amiga, se encontraba sacando un encendedor de su bolsillo.
No dudaba en que Caitlin se merecía un castigo, pero tampoco creía ser la persona correcta en hacerlo.
- ¿Quemarás sus cartas?
- ¡Qué tierna eres! –Exclamó sonriendo de oreja a oreja- Quemaré su casa, amiga.
Levanté una ceja incrédula, pero una sola mirada hacia Summer bastó para que me diera cuenta de que en realidad, no estaba bromeando.
Se encontraba a punto de encender fuego a las cartas, cuando el sonido de una puerta cerrándose la interrumpió. Alguien había llegado a casa.
- Oh, no –Susurré- ¿Qué hacemos?
- Podemos quemar la casa y luego salir por la ventana.
- ¡No quemaremos una casa! Solo… Escóndete.
Se escuchaban pasos subiendo la escalera y sin pensarlo dos veces, arrastré a mi amiga hacia el armario antes de que la persona que había llegado, nos descubriera allí.
- ¡Ah! ¿Cuántas veces les he dicho a mis padres que no entren a mi habitación? –Exclamó la voz de Caitlin en la habitación- ¿Acaso no pueden entender que necesito mi privacidad?
- Múdate a un departamento, lista –Susurró Summer irónicamente en respuesta de nuestra visita- ¡Ouch! –Añadió tras ser golpeada por mi codo.
- ¿Hay alguien ahí? –Preguntó Caitlin acercándose hacia el armario.
Seguramente, escucharía los pasos de ella dirigiéndose hacia nosotras si mi corazón no estuviera latiendo tan fuertemente. El armario era grande, pero no lo suficiente para escondernos en él, así que lo único que nos quedaba por hacer, era dejar que nos descubriera. Aunque claro, eso no era lo mejor para ninguna de nosotras.
- ¿Qué hacen aquí? –Preguntó abriendo la puerta del armario.
- Eso no te importa –Exclamó Summer pegándole una cachetada- ¿Cómo te atreves a hacerte pasar por las directioners mediante esas cartas? ¿Cómo te atreves a insultar así a la actual novia de Harry? ¿Por qué no aceptas que él nunca te amó y que eres una…?
Una cachetada a mi amiga fue la respuesta de Caitlin hacia todas las acusaciones. Summer respondió con un golpe y así, en menos de dos segundos, ya había iniciado una pelea en la habitación. Yo estaba inmóvil, no sabía qué hacer; las peleas no eran lo mío, las cosas así no eran lo mío, los problemas no eran lo mío y definitivamente, intentar ser una detective no era para mí.
Salí del armario antes de que me asfixiara allí adentro y me dispuse a parar la pelea entre las chicas que estaban en frente de mí. Primer intento: fallido. Segundo intento: de la misma forma.
- ¡No te metas, _____! –Exclamó Summer tras ser golpeada por Caitlin- Yo me encargaré de esta…
Otro golpe hacia mi amiga la obligó a callar. Si no conociera a Summer, diría que estaba bastante lastimada, pero en el fondo de mí, sabía que ella estaba disfrutando esto tanto como yo. Claro que no podía permitir que esto continuara, así que haciendo uso de toda mi valentía, me puse en medio de ambas chicas y las detuve antes de que terminaran aún más lastimadas.
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