Capítulo 50
El fuego de la cabaña estaba comenzando a encenderse y mis manos por fin habían dejado de estar tan heladas gracias a Harry. Sabía que las chicas hicieron su mejor esfuerzo para aquella sorpresa, pero no podía evitar pensar lo mucho más agradable que hubiera sido si todo ocurriera más temprano. El frío era algo que no podía soportar y considerando que nos encontrábamos en una playa, a horas bastantes altas y con un viento abrumador, las cosas no iban bien para mí.
- ¿Aún tienes frío, ángel? –Preguntó Harry con un brillo burlón en sus ojos.
Asentí tiritando y me abracé a mi misma intentando calentarme. Agradecía que Harry haya preferido llevarme a una cabaña de la playa para hablar más tranquilos, sin embargo, el viaje había durado tanto tiempo, que lo único que mi cuerpo deseaba era descansar.
- Ven acá –Dijo mi acompañante señalando un lugar junto a él en el sillón.
- Me gusta estar cerca del fuego.
Harry arqueó una ceja divertido y fruncí el ceño sin entender sus pensamientos. Al cabo de un minuto, me aburrí de estar sentada junto al fuego y fui hacia Harry, quien se encontraba bastante concentrado en el sillón.
- Ya puedes comenzar –Susurré.
- Aún no.
Lo miré confundida y acto seguido, observé como lograba acostarme en el sillón de modo que mi cabeza quedara sobre sus piernas y mi mirada estuviera fija en él. Desde esa posición, podía apreciar el rostro de Harry sin reservas; él se encontraba mirándome al mismo tiempo en que acariciaba mi mejilla y susurraba palabras ininteligibles para mí.
- Sabes que te amo ¿Cierto?
- Supongo que lo haces –Respondí- Pero no entiendo a qué quieres llegar… Sólo quiero saber lo que pasó, Harry.
Él asintió con pesar y me sonrió a pesar de que yo estaba bastante seria. Quizás quería que tomara las cosas con más calma y yo sabía que debía hacerlo, pero aún así, mis palabras se negaban a proyectar un tono paciente y tranquilo.
- Nuestro manager se enteró de todo –Dijo al fin- Supo que las fans estaban bastante enojadas por nuestro noviazgo y me prohibió seguir teniendo contacto contigo.
Mi corazón dio una vuelta al escuchar tales palabras. Apreté los puños, enojada y traté de calmarme para poder seguir escuchando a Harry. Tal vez, yo no era la única que tenía problemas.
- Me negué a hacerlo, ángel –Dijo un poco exasperado- No soportaría perderte, no iba a soportar estar sin ti durante tanto tiempo. Pero él tomó medidas un poco más extremas; confiscó nuestros celulares, nos decía a qué lugares ir y qué lugares evitar en los días de descanso. Nadie estaba de acuerdo, aunque en el fondo sabíamos que él sólo quería nuestro bien. Al cabo de dos meses, nos dijo que las cosas se habían tranquilizado y que sentía mucho todo, desde ese momento, estuve libre para poder hablar contigo.
- ¿Y por qué no lo hiciste? –Pregunté aguantando las lágrimas.
Cerré los ojos con fuerzas y volví a intentar calmarme para no llorar. No quería que Harry siguiera hablando, tenía miedo de que me dijera que me había olvidado o que había estado con otra persona. Tenía miedo de que todo termine, pero desde otro punto de mi alma, sabía que él no era capaz de hacerme tal cosa.
- La última vez que hablamos dijiste que querías hacerlo sola. Ese día, yo ya estaba enterado de lo que iba a pasar y pensé que sería mejor así; llegué a pensar que lo mejor era que cada uno continuara con su propia vida y así viviríamos sin problemas. Pensé que a lo mejor, tú podrías rehacer tu vida sin mí y sin dificultades y por eso decidí olvidarte. Pero fallé. _______, ya no podía hacer los conciertos sin pensar en ti. Estaba volviéndome loco y no sabía qué hacer. Comencé a pensar que tú ya estabas bien y si yo llegaba te iba a estorbar, así que después de tres meses llamé a Summer para preguntarle por ti… Me decía que estabas sumisa en una depresión, que estabas muy triste y no sabes cuán mal me sentí en ese momento. No podía hacer nada hasta que mis próximas vacaciones llegaran y comencé a planear con Summer todo esto.
- ¿Entonces nunca me olvidaste?
- Nunca te olvidaría, ángel. Sin ti yo no sería nada, sin ti en mi cuerpo no hubiera vida; solo habría tristeza. Eres la única que trae a mi vida felicidad, tú eres mi único amor.
Sonreí y lo abracé fuertemente dejando que algunas lágrimas rodaran por mi rostro. No me importaban cuántos meses hayan pasado llenos de tristezas, todo eso se reponía en ese momento. En un momento en el que sólo Harry y yo estábamos allí; sin miedos, sin dudas, sin agonías y decepciones.
- Te amo más de lo que te imaginas, ángel. Te amo tanto que daría cualquier cosa por ti. Te amo de una forma que sólo tú puedes conseguir. Te amo y nunca dejaré de hacerlo.
Sonreí y volví a recostarme en el sillón junto a Harry. Me acurruqué en su pecho y permití que mis párpados comenzaran a cerrarse. Poco a poco, mi cuerpo se relajaba y mi mente hacía lo mismo. Por fin podía sentir nuevamente aquella seguridad de estar en sus brazos. Por fin lograba estar con él una vez más. Por fin podía tener un sueño reparador, un sueño sin miedos, un sueño lleno de simples anhelos e ilusiones.
En ese momento, dejé de sentir el frío del lugar y el dolor de mi corazón. En ese momento, lo único que sentía era a Harry a mi lado. Un Harry que sólo conseguía enamorarme más y más cada día.
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