Capítulo 47
El sonido de dos pares de nudillos estrellándose contra mi puerta una y otra vez me obligó a levantarme. Antes de acostarme, había dejado la puerta con pestillo ¿Por qué? Simple, no quería que nadie me viera llorar ¿Y por qué lloré? Pues, a pesar de que, se supone manejo mis sentimientos y sé lo que me pasa, la razón por la cual fue inevitable para mí llorar, no la encontré. Me había tirado sobre mi cama después de empacar mis cosas y tras ponerme en posición fetal, comencé a llorar mientras que nadie se daba cuenta. Quizás había acumulado muchas lágrimas y malos sentimientos todos estos días. Quizás solo necesitaba desahogarme. Quizás simplemente sea demasiado débil. Encontrar una razón específica me es imposible, pero… Lo único que sabía era que, en ese momento me sentía bien.
Tan bien, que el hecho de que mis amigas estuvieran torturándome durante veinte minutos golpeando la puerta y el no haber dormido en toda la noche, no evitó que las recibiera con una sonrisa en la cara.
- Sí, ya sé. Debo estar lista en cinco minutos, estarán haciendo el desayuno… ¿Qué por qué tenía la puerta con seguro? Quería tener un poco de tranquilidad, pero al parecer no la obtuve. Si es solo eso ya pueden estar tranquilas, salgo en un rato.
Observé por última vez a mis amigas quienes me miraban confundidas y cerré la puerta de mi habitación antes de que dijeran cualquier cosa. Sí, estaba feliz, mi sonrisa no se había desvanecido de mi rostro, sin embargo, las ganas de hablar eran totalmente nulas. Más bien, tenía ganas de pensar… Pensar mucho.
Me acosté en mi cama un ratito más y después de darme cuenta de que ya era demasiado tarde, comencé a alistarme: un baño rápido, ropa sencilla y una habitación igual de desordenada dieron como resultado a mi apuro.
Tomé nota de que de verdad necesitaba ordenar mi habitación y antes de salir, me aseguré de que Hazza tuviera la suficiente comida. Serían dos días fuera de casa, pero tenía la sensación que el pequeño gatito, podía ser lo suficientemente inteligente para racionar la comida y así, le dure todo ese tiempo. Quizás estaba loca y eso era imposible, pero en cualquiera de los casos, no tenía muchas ganas de llamar a alguien para que cuidara de Hazza.
Salí de la habitación con mi pequeña maleta y entré a la cocina sin apuro. Apenas atravesé la puerta, el olor recorrió mis narices y pasaron eternos minutos antes de que Agus pudiera notar mi presencia y así apurarse un poco más con el desayuno. Tenía demasiada hambre y por alguna razón, el desayuno de hoy me parecía totalmente exquisito.
Eché una mirada rápida a la cocina y me di cuenta de que Summer no estaba allí. Reí a carcajadas al darme cuenta porque el desayuno de hoy me parecía distinto a los de antes. “Ni Summer y yo, estuvimos ayudando a Agus” respondía la parte lógica de mi cabeza.
- ¿Qué tienes? –Preguntó Agus cuando paré de reír.
Apreté los labios nerviosa e imaginé mentalmente lo rara que me debí haber visto en ese momento. Riéndome sola, hablando sola en mi mente, y hasta, bromeando sola conmigo mismo. ¿Acaso la vida con Harry podía afectarme a tal punto de volverme loca?
Negué con la cabeza y por el rabillo del ojo, pude notar como Agus lanzaba una leve risita al notar lo distraída que estaba hoy. Si bien, siempre estaba distraída, desde que me había levantado, sólo había hablado una vez y eso hacía que todo el transcurso del día se haya concentrado en mis pensamientos y en ninguna otra cosa más.
- ¡Muero de hambre! –Exclamó Summer entrando a la cocina.
Agus y yo reímos al notar el tono dramático en su voz y como si me leyera el pensamiento, mi amiga realizó el mismo movimiento que yo; una negación con la cabeza y una risa burlona.
- ¿Vamos a comer o qué? –Preguntó Summer con impaciencia.
- Aquí está, cálmate –Respondió Agus poniendo los platos sobre la mesa.
Todas nos sentamos alrededor de la comida y comenzamos a comer a tal velocidad, que en diez minutos, todos los platos estaban más que relucientes.
Tras arreglar los últimos detalles de la casa, dejar todo relativamente ordenado y asegurarnos de que no nos faltaba nada, salimos del edificio rumbo al terminal de buses. Mis amigas no me habían querido decir a que playa iríamos, pero supuse que no sería muy lejos considerando a la hora que salíamos. Según mis especulaciones, las chicas querrían estar allí a las tres de la tarde, pero por alguna extraña razón, mi corazón no me decía lo mismo y se empeñaba en latir cada vez más y más rápido ansioso por algo que yo desconocía.
Tenía ese presentimiento tonto que suelo tener, tenía esa intuición de que algo pasaría, pero no lograba descifrar si era bueno o malo. Normalmente, suelo confundir lo que presiento… Nunca distingo si lo que pasará es bueno o malo y por ende, eso hace la intriga sea aún mayor.
¿Sería malo? ¿Sería bueno? ¿O simplemente sería un paseo normal como tantos otros? Por más que intentaba encontrar una respuesta no lo lograba y mis dos compañeras, solo lograban incitar más a mis dudas con sus comentarios.
- ¡Te encantará la playa! –Repetía Summer a cada instante.
- Te fascinará, es un bello lugar –Aseguraba mi otra amiga.
Y mientras tanto, mis dudas acrecentaban cada segundo, poco a poco el sueño acumulado se apoderaba de mí y así, hasta quedarme dormida. Sentí como mi cuerpo se apoyó instintivamente en el hombro de Agus y esta me recibía en un cálido abrazo.
Sea lo que sea que me esperara en aquella playa, me recibiría con buenos ánimos, pues no pensaba despertarme de mi sueño, hasta que llegáramos allá.
~*~