Capítulo 48
Sentí nuestro bus detenerse y rápidamente me levanté para ir a sacar nuestras maletas y posteriormente, dirigirnos a aquella playa. Summer y Agus iban detrás de mí susurrando cosas que no lograba entender. Todo me estaba causando mucha intriga y quería llegar a la esperada playa lo antes posible.
La ciudad en donde estábamos era totalmente desconocida para mí y sumado al hecho de que todos me miraban de forma extraña; las cosas no me estaban resultando muy cómodas.
Giré la vista para recurrir a mis amigas, pero no encontré a nadie. Bajé la mirada al suelo y me di cuenta de que era arena de playa lo que había bajo mis pies, lo cual me dijo que ya habíamos llegado.
Por alguna razón, comencé a sentir mucho miedo, mi corazón latía demasiado rápido y mis manos comenzaron a sudar.
Seguí caminando a lo largo de la playa para buscar a Summer y a Agus, pero no las encontré. Así mismo, dejé de ver a las demás personas que estaban allí y me di cuenta de que estaba oscuro y de que yo estaba sola.
Sola en un playa oscura con un miedo intrigante.
Mis posibilidades para animarme se redujeron a cero, mientras que mi corazón seguía latiendo más y más rápido. Respiraba entrecortadamente y las lágrimas estaban a punto de surgir.
¿Qué estaba pasando? ¿Acaso todo era una broma de mal gusto? ¿Era posible que mis amigas sean tan insensibles para jugarme esta clase de bromas?
“No” me decía la parte lógica de mi cerebro. Nunca harían algo así, ellas no jugarían conmigo con cosas así y especialmente no en mi estado ¿Cierto?
Seguí caminando un poco más hasta que mis pies se agotaron. Afortunadamente, encontré una roca para descansar en ese mismo momento. Sentada allí, comencé a reflexionar sobre lo que había ocurrido, pero ninguna idea coherente se dignaba a aparecer en mi mente. Nada de nada. Mi mente estaba vacía de cualquier idea y comenzaba a sentir frío.
De pronto, noté como unos cálidos brazos me abrazaban por detrás y una sensación de seguridad se apoderaba de mí. Sonreí inconscientemente y esperé a que esa persona me dijera su identidad, aunque, yo ya tenía una sospecha de quién era.
- Aquí estoy, ángel –Susurró él en mi oído.
Luche contra mis impulsos de gritar por la emoción, y antes de que continuara hablando me abalancé sobre él uniéndolo en un abrazo. Apoyé mi cabeza en su pecho y comencé a llorar desconsoladamente. Él estaba allí, conmigo; todo estaría bien, ya nada nos iba a separar y nada evitaría que no seamos felices. O eso creía yo.
Levanté mi cabeza anhelante de encontrarme una vez más con esos ojos, con aquella sonrisa y con ese rostro que yo tanto amaba, pero mi cara se tornó de una total decepción al encontrarme con alguien que no conocía.
Me aparté rápidamente y comencé a negar con la cabeza asustada. Podría haber jurado que era su voz, estaba casi segura de que era él… Su aroma, su forma de hablar, sus acogedores brazos. Todo se había desvanecido de un momento a otro sin explicación.
- ¿Qué pasa, ángel? –Preguntó aquel hombre- ¿Acaso tienes miedo de mí?
- ¿O de mí? –Dijo una voz femenina apareciendo de la nada.
Fruncí el ceño y mi rostro se tensó al ver a Caitlin allí. Poco a poco, ellos se acercaban a mí. Sus expresiones solo me decían cuán malas eran sus intenciones y el hecho de que estuviera rodeada de oscuridad, solo me asustaba más.
No podía hablar, no podía gritar, no podía hacer nada. Los pasos que yo había retrocedido parecían no haber dado resultado, pues ellos seguían más y más cerca. Apreté mis puños con fuerza y cerré los ojos intentado encontrar mi voz, pero fue en vano.
Ellos ya estaban sobre mí; Caitlin me daba cachetadas, mientras aquel hombre solo se reía de una forma grotesca y sin sentido.
- ¿Tu Harry no viene ahora, o sí… ángel?
Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas y los sollozos no tardaron en aparecer. ¿Qué estaba pasando? Comencé a sentirme débil; sin energías y al cabo de algunos segundos de desesperación, todo se sumió en una total oscuridad. No podía ver nada, ni siquiera sabía si seguía viva o muerta, lo único que podía escuchar era una voz lejana. Una voz femenina proveniente de… ¡Summer!
Abrí los ojos, aún confundida y no tardé mucho en darme cuenta de lo que había pasado: todo había sido un sueño. Una horrible pesadilla que me había dejado aturdida y bastante asustada.
- ¡Hey! –Dijo Agus- Quita esa cara ¡Hemos llegado!
- Pero como todo es sorpresa, caminarás con los ojos vendados.
Arqueé una ceja divertida, pensando que todo era una broma y solo me bastó observar sus miradas de convicción para convencerme a mí misma de que tenía que prepararme para caminar a ciegas hasta aquella playa.
Suspiré y dejé que me ataran una venda a los ojos. Quizás todo había sido un sueño, pero ese extraño presentimiento seguía en mí y no podía evitar relacionar aquella pesadilla con la realidad… ¿Quién me aseguraba que esa sensación que tenía no se debía a algo malo? ¿Cómo sabía yo, que ir a aquel lugar era correcto?
Tal vez solo estaba siendo paranoica, pero en cualquiera de los casos, ya me encontraba dirigiéndome hacia ese lugar desconocido para mí, a ciegas y a merced de dos locas chicas.
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