Capítulo 57
Salí de mi cama con una extraordinaria sensación de bienestar y me dispuse a vestirme, sin importarme que la alarma aún no haya sonado. Terminado este trabajo, me senté en mi escritorio y escribí rápidamente una nota para mis amigas.
Algo abrigado, mis cuadernos y un trozo de pan fue lo único que saqué del departamento antes de dirigirme a mi destino. Sabía que cuando terminara mi plan, no tendría tiempo para volver, así que, solo tenía la opción de llevar conmigo los libros que necesitaría después.
“Seguramente, cuando Agus y Summer despierten, se pegarán en la frente por mi terquedad” Pensé esbozando un leve sonrisa. Estaba consciente de que debí aprovechar que entraba más tarde a la universidad para descansar, sin embargo, también estaba resuelta a librarme de los problemas una vez por todas.
Quince minutos más tarde, me encontraba en la puerta de la casa de Caitlin.
Qué haría allí, cómo solucionaría las cosas y el por qué de mi apuro, eran preguntas que rondaron constantemente en mi cabeza durante todo el trayecto.
- Ya estoy aquí –susurré- sin retractarse, _______.
Tras soltar un suspiro, toqué el timbre decidida. Sin mucha espera de por medio, fui recibida por una adormilada Caitlin, quien, al verme, lanzó un grito ahogado.
- Solo… Vengo a aclarar las cosas –dije antes de que me preguntara algo.
Con recelo, abrió la puerta de tal modo que yo pudiera pasar por allí y me invitó a sentarme en su sofá. Ambas nos sentamos una en frente a la otra en un incómodo silencio.
De súbito, un miedo repentino se apoderó de mí. No tenía planeado qué decir, tampoco sabía la razón concreta de por qué estaba allí y aún así, había decido ir sin más que la esperanza de poder improvisar.
Aclaré mi garganta para hablar, pero fui interrumpida por la voz de Caitlin, hablándome precipitada y exasperadamente.
- Perdón. Estaba obsesionada por tener a Harry para mí, ni si quiera sabía lo que hacía. Actué como una sinvergüenza y mi grado de locura se amplió demasiado. No sé qué decirte, es que…
Sonreí involuntariamente y suspiré interrumpiendo sus palabras. Eso es algo que nunca habría esperado. Imaginé mil situaciones antes, pero ninguna concordaba con lo que me estaba sucediendo. Pensé con cuidado en mis siguientes palabras, y titubeé un poco a la hora de hablar, sin embargo, noté que había logrado causar cierta emoción en mi acompañante tras soltar las palabras “Te perdono”.
Sin saber bien qué hacer, Caitlin saltó de su asiento y se abalanzó hacia mí en un abrazo. Lágrimas recorrían sus mejillas y aunque no me lo haya dicho, sabía que el remordimiento la estaba comiendo por dentro.
Entendía perfectamente lo que estaba sintiendo y al verla en tal condición, mi mente se trasladó a aquel momento en el que yo era la que estaba así; sintiéndome culpable, asustada, perdida… La abracé con más fuerza e intenté calmarla con frases de aliento.
Después de dos largas horas de desahogo, ya me estaba yendo a la universidad sin dejar de pensar en todo lo que Caitlin me había dicho. A veces, las personas piensan que la gente es mala y sin más, la juzgan por su presente sin conocer su pasado.
Hice una mueca antes de suspirar y lamenté yo haber hecho eso antes. Nunca habría imaginado que la misma chica que me hizo la vida imposible durante meses, había sufrido tanto durante su niñez. Tampoco habría pensado que aquella chica, solo deseaba tener a alguien que la quiera y sentirse importante para las personas. El rostro de Caitlin llorando, sus muñecas cortadas y su voz pidiéndome perdón, rondaban en mi cabeza sin darme un descanso de lo sucedido.
Sacudí la cabeza tratando de convencerme de que todo estaba bien y fijé mi vista en la calle, dándome cuenta de que ya había llegado a la universidad.
- Justo a tiempo –exclamó Agus al verme entrar a clase.
- Lo sé –dije riendo.
Ambas nos sentamos juntas y sin dirigirnos otra palabra, prestamos atención a la clase. En mi mente yacía mi conciencia limpia, sabiendo que había consolado a Caitlin lo mejor que pude y esperando también, que ella no volviera a cometer los mismos errores de antes.
“Por fin… Puedo sentir aquella paz” pensé. Y sin importarme que la profesora siguiera hablando, me acomodé en mi asiento y cerré los ojos con cansancio.
Figuré mentalmente una imagen de Harry y sonreí inconscientemente. Sabía que faltaba poco para que llegara. Solo debía esperar unos cuantos meses y considerando que ya no tenía problemas mayores, todo sería más fácil y feliz.
Volví a sonreír más abiertamente y esta vez, pude sentir como mi amiga reía por mí. Abrí los ojos y descubrí su mirada fija en mí.
- No se nota que estás feliz –susurró.
- Feliz y enamorada –respondí aún con mi gran sonrisa.
~*~PENULTIMO CAPITULO!!!!! ♥