Capítulo 51
Un olor totalmente exquisito llegó a mí e inconscientemente abrí los ojos deseando que nada haya sido un sueño. En efecto, no lo había sido; me encontraba en el mismo lugar, acostada en el sofá en aquella cabaña cercana a Holmes Chapel, pero a diferencia de la noche anterior, Harry no estaba a mi lado.
Me levanté de allí con un poco de nerviosismo y afortunadamente las sospechas que habían atravesado mi mente en esos últimos segundos, se disiparon al ver a mi novio en la cocina, preparando algo. Sonreí instantáneamente y fui hacia él para saludarlo.
- ¿Qué tal? –dije al estar a su lado.
Él dio un pequeño saltito y yo reí levemente al notar su evidente sorpresa. Seguramente quería sorprenderme con un desayuno, pero lo que no sabía, era que desde que había entrado a la universidad me acostumbré a levantarme muy temprano.
- Haz arruinado mi sorpresa –afirmó riendo- pero ¿sabes qué? Me alegra, pues necesito tu ayuda aquí en la cocina.
Arqueé una ceja sonriendo irónicamente y tras recibir una ‘mirada cachorrito’ de Harry, reí para luego echarle un vistazo a la comida. Lo que sea que haya estado friendo, ahora se encontraba en un estado lamentable.
- No te rías –gruñó- sólo ayúdame.
- Bien.
Comencé a sacar algunas cosas del pequeño refrigerador que había allí y luego, haciendo uso de todo lo que había aprendido de Agus, logré hacer un desayuno bastante agradable junto a Harry.
Él se empeñaba en besarme cada vez que me tocaba y yo no dejaba de reír por sus ocurrencias. A pesar de que no dejaba de decirle a Harry que no moleste, debía admitir que estaba bastante feliz de tenerlo junto a mí de nuevo.
No había olvidado lo divertido que era estar con él. Tampoco había olvidado cuánto amaba sus besos. No había olvidado ni un solo detalle de sus caricias. Sin embargo, me seguía sorprendiendo con todas sus actitudes y cosas extrañas.
Cuando ambos terminamos de comer, salimos a disfrutar de la playa y el sol que radiaban aquel día. En mi mente se mantenía la duda del qué había pasado con mis amigas, pero no me atrevía a preguntar algo para no arruinar el momento. Y no es que hablar de Agus y Summer sea arruinar el momento, sino más bien, temía que un tema llevara a otro y finalmente terminemos discutiendo de Caitlin y los problemas que aún nos amenazaban.
- Estás un poco callada, ángel –susurró Harry en mi oído- espero que estés pensando en mí.
Reí y tomé la mano de Harry mientras caminábamos a lo largo de la playa. El lugar estaba sorprendentemente vacío y cada vez que lanzaba un vistazo a mi alrededor, no podía evitar sonreír al recordar todo lo que hicimos él y yo ahí.
Continuábamos caminando de la mano, mientras cada uno se perdía en sus propios pensamientos.
Momentos así, era los que deseaba que fueran infinitos. Momentos en los que me sentía segura a pesar de todo lo que pasaba en mi vida. Momentos en los que mi sonrisa no se iba de mi rostro. Momentos en los que estaba con Harry. En aquellos momentos, era feliz.
- Te amo –dije al cabo de unos minutos- sé que no te lo digo a menudo, pero… Quiero que lo sepas.
- Yo también te amo, ángel. Y nunca, absolutamente nunca dejaré de hacerlo.
Ambos sonreímos a la par y detuvimos nuestros pasos en ese mismo segundo. Poco a poco, nos acercábamos más el uno del otro; mi corazón latía muy rápido al estar cerca de él, mientras que mis labios se acoplaban perfectamente con los suyos.
- No sé qué pasará cuando este día termine, pero pase lo que pase, estoy dispuesta a esperarte el tiempo necesario –susurré abrazándolo.
Él me recibió en sus brazos durante algunos minutos, hasta que noté una leve brisa en mis brazos. Comenzaba a sentir frío aunque era bastante temprano, cosa que no me agradaba del todo.
- ¿Frío, ______? –Preguntó con ternura.
Asentí con torpeza y el río al verme así. Se quitó la chaqueta que tenía puesta en ese momento y me la ofreció a mí con una sonrisa en sus labios. Reí y la acepté con gusto.
¿Quién diría que alguna vez me pasaría lo mismo que a las chicas de las películas? El hecho de que un chico te ofrezca su chaqueta es algo que no me parecía gran cosa, sin embargo, cuando ese chico es el de tus sueños, no es simplemente un acto de bondad, sino más bien algo totalmente encantador.
- Ni idea en qué estás pensando, ángel –comentó tras depositar un beso en mis labios- pero déjame decirte que mientras sonrías, me harás demasiado feliz.
Sonreí sin intención alguna y pude observar como mi acompañante hacía lo mismo que yo. Lo amaba demasiado: su sonrisa, su mirada, su forma de ser, las palabras que salían de su boca. Todo, absolutamente todo era para mí algo que admirar de Harry.
¿Cómo podía un chico ser tan perfecto?
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