Capítulo 40
Si tuviera que describir mi día en una sola palabra, “Horrible” no bastaría para hacerlo. Y sí, el pesimismo había vuelto a mí.
Después de enterarme de que Harry sabía de los rumores, no hice más que pensar la solución a todos estos.
Lo quería hacer sola. Solo yo, para poder aprender a no depender de los demás siempre. Solo yo, y así fortalecerme con la situación. Solo yo, para lograr ser fuerte y demostrar que yo también puedo lograr vivir por mí misma.
Pero claro, antes de que la respuesta viniera a mí, tenía que llegar primero el sueño provocando que llegara tarde a la universidad. Y además, provocando que mi humor de hoy, no fuera el mejor del mundo. Aunque, si lo ponemos desde otra perspectiva ¿Quién no estaría de mal humor si hubiera llegado tarde a la universidad y además, en el camino unas locas fans lo hubieran insultado? ¿Quién no estaría de mal humor si todos lo miran extrañados? ¿Quién no estaría de mal humor con un día en el que las nubes tapan todo tipo de rayo de luz y consuelo? ¿Quién no estaría de mal humor si hubieran tenido un día como el mío?
¿Y lo peor? Este día aún no acababa.
- Oye, ______ -Dijo Summer con recelo ya dentro del apartamento.
- ¿Qué pasa?
La miré esperando su respuesta y observé como dudaba en decirme eso o no. Si era otra mala noticia, lo mejor era no decírmela, pero por otro lado, no quería vivir con cosas ocultas bajo mis ojos.
- Hoy debo ir a la biblioteca y sabes que yo…
- Ya sé –La interrumpí al saber a qué se refería- Tranquila anda.
Esbozó una leve sonrisa y salió por la puerta tras poner su mochila sobre su hombro. Summer era de esas personas que nunca iban a una biblioteca, y cuando iban necesitaban la máxima concentración para no salir persiguiendo un mosquito. ¿Raro? Un poco, pero considerando que debía entregar su informe pronto, debía ser comprensible con ella.
- Entonces… Somos solo tú y yo, Hazza.
Abracé al gatito en busca de consuelo y un “Miau” adolorido salió de la boca del pequeño animal. Quizá un abrazo normal no funciona para animales pequeños.
Suspiré y me dirigí a mi habitación a hacer algo mejor que hablar sola con un gato. No tenía tareas. No tenía saldo. No tenía ánimos. En conclusión… No tenía nada que hacer.
Me acosté en mi cama mirando el techo y comencé a recordar cosas lindas. Momentos hermosos que nunca olvidaría. La mayoría de ellos eran con Harry. La mayor parte de mi vida giraba en torno a él… Cada sonrisa, cada lágrima, cada pensamiento, cada sentimiento de amor grande en mi vida habían sido producidas por él de una u otra forma.
- ¿Por qué las cosas no son más fáciles? –Me quejé mientras le ajustaba la corbata a señor oso.
“Porque si así fuera, la vida sería aburrida” Contestó un Harry imaginario en mi cabeza. Reí ante su respuesta y acto seguido, me levanté para llamar al Harry real.
Una vez. Dos veces. Tres veces… La cuenta de las veces que llamé a Harry, aumentó al número diez, hasta que finalmente me rendí. Tenía ganas de hablar con ese chico, pero la voz de la contestadora automática me decía que eso era imposible por el momento.
Dudé un poco al pensar en llamar a Louis o no, pero lo hice igual con la esperanza de lograr hablar con Harry. Los números de ellos dos eran los únicos que tenía guardados en mi celular de todo el grupo de chicos, así que si Louis no me contestaba, mi anhelo de obtener una alegría en el día, se desvanecería.
- ¡Louis! –Exclamé al ser contestada al tercer tono.
- ¡_______! –Dijo con euforia- Apuesto a que solo me llamas para hablar con Harry.
Reí al darme cuenta lo predecible que era, y un tímido “Sí” salió de mis labios en respuesta al chico.
- Pues, te tengo malas noticias… Harry no está conmigo ahora y creo que no podrán hablar en un buen tiempo.
- ¿Por qué? –Pregunté.
Mi corazón comenzó a latir fuerte y rápidamente. Algo me decía que las siguientes palabras de Louis no me iban a gustar. Un cobarde pensamiento, me proponía colgar el celular y no dejar que me dijera el por qué de su oración. Un impulso no controlado, hubiera logrado que yo tirara el celular o me tapara los oídos en busca de una escapatoria de la tristeza. Sin embargo, otro lado de mí me incitaba a escucharlo a pesar de todo. Finalmente, este último ganó, y su premio fue mi desolación multiplicada al máximo.
- Algunas chicas lo atacaron ayer y no se encuentra de muy buen ánimo… Además, su número de teléfono se filtró en internet y puesto que no tiene ganas de recibir llamadas de las fans, decidió conseguir un nuevo número
- ¿Y cuánto tardará en conseguir uno nuevo? –Pregunté esperanzada.
- No lo sé, anda muy deprimido y no quiere salir ni a comprar ¿Qué pasa, ______?
Colgué sin despedirme de Louis y me tiré en la cama cubriendo mi rostro con la almohada. Inhala. Exhala. No llores. Sin lágrimas.
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