Capítulo 42
“- Escucha ángel. Sé que esto debe ser duro para ti, pero no debes entristecerte; hay que afrontar cada cosa con una sonrisa. ¡Y para eso estoy yo! –Exclamó- Tranquila, todo estará bien.”
Sonreí y una lágrima rodó por mi mejilla seguida por un pequeño sollozo de mi parte. Todo el día recordando a Harry. Todo el día teniendo en cuenta esa frase, ese momento en el que me tranquilizó, con solo unas palabras. ¡Cuánto deseaba tenerlo de nuevo a mi lado! Cuanto deseaba que estuviera conmigo, y me dijera cualquier cosa para hacerme sentir mejor… Cuanto deseaba estar con Harry en este momento.
No debía entristecerme. Debía afrontar cada cosa con una sonrisa ¿Cómo se suponía que lograría hacer todo eso?
- Tengo miedo, Hazza –Susurré al pequeño gatito que se encontraba a mi lado- Mucho miedo.
Bajé la cabeza, resignada ante una solución y me senté en el suelo ocultando mi cabeza entre mis rodillas.
Cuatro meses. Habían pasado cuatro meses desde que Harry “decidió conseguir un número nuevo”. No entendía el por qué de su desamparo hacia mí. No entendía por qué se había ido y me había dejado sola. Lo único que podía pensar era que había encontrado a alguien más… Lo único que llegaba a mi mente eran imágenes de él y otra persona. Cualquier otra persona que sí era aceptada por las fans, cualquier otra persona mejor que yo.
Mis brazos temblaron ante esa idea, y sentí mi corazón reprimirse fuertemente al igual que todo mi cuerpo. Las lágrimas rodaban por mis mejillas cada dos segundos ¿Dónde había quedado mi fortaleza? ¿Dónde había quedado aquella _____ dispuesta a luchar por todo?
Pues se había ido, se había ido al igual que Harry.
Louis no me contestaba, Harry nunca me respondió la carta y no se comunicaba conmigo de ninguna forma. Las únicas noticias que me podía dar Summer, era que, todos estaban dando conciertos; estaban en un país, al día siguiente en otro, a veces tenían vacaciones, pero nada que pudiera ayudar a mi consuelo.
Cubrí mi rostro con una almohada y cerré los ojos deseando que todo desapareciera, deseando que nada fuera real, deseando que Harry se encuentre conmigo… Pero al igual que en tantas ocasiones anteriores, esto fue en vano.
Todo estaba igual. Mi mundo seguía destruido. Mi corazón seguía roto. Mis lágrimas seguían allí. Y mi dolor acrecentaba cada segundo.
Apreté fuertemente los puños y respiré una y otra vez. Quería calmar mi dolor, pero no sabía cómo. En lugar de tener pensamientos tranquilos, comencé a recordar lo que me había pasado en los últimos días, logrando que mi corazón se estrujara cada vez más y más.
Bebidas. Helados. Cartas de odio. Miradas de desprecio. Esto y más cosas, habían sido lanzados hacía mí durante los últimos días… Me sentía sucia, me sentía sin ánimos, me sentía sin vida, después de todo, estaba sin Harry… Estaba vacía.
Suspiré lamentando cada una de las cosas que me habían pasado y deje que el sonido que estaba torturándome hace un buen rato, continuara haciéndolo. Estaba comportándome con cobardía, estaba siendo una total estúpida al dejar que las cosas siguieran sucediendo, pero no sabía qué hacer al respecto y me sentía tan abandonada, que ni si quiera tenía ganas de luchar más.
Seguía yendo a la universidad, seguía estudiando, seguía haciendo mi vida normal, pero a todo esto, se le añadía un toque de depresión. Ya no reía como antes, yo no era como antes y eso lo tenía claro, pero… ¿Qué podía hacer al respecto?
Nuevamente, ese constante ruido comenzó a sonar, pero con más fuerza. Luego, una voz conocida invadió mis pensamientos. Abrí los ojos sin darme cuenta de que había estado en una especie de trance todo ese tiempo y fui hacia la puerta sabiendo que el ruido provenía de allí.
- ¿Quién es? –Pregunté antes de abrir.
- ¡Soy yo! –Exclamó Summer desde el otro lado- Y alguien a quien amarás ver.
Fruncí el ceño, confundida y nuevamente escuché esa voz riendo. Sabía que la había escuchado antes, estaba segura de que ese alguien no era nadie nuevo para mí. Y de pronto, una sonrisa apareció levemente en mi rostro, seguida por un rápido movimiento para abrir la puerta y verla.
- No lo creo –Dije al borde de las lágrimas- ¿Estás aquí, de verdad?
- Aquí estoy –Afirmó.
Sonreí viendo una nueva esperanza en mi camino y me abalancé hacia Agus para abrazarla. Sí era ella. Ella estaba allí, una vez más, se encontraba conmigo en mis momentos más difíciles.
-¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cuándo llegaste? –Tartamudeé aún incrédula.
Escuché la risa de mis dos acompañantes ante mi evidente asombro y me invitaron a sentarme para dar inicio al relato. Estaba segura que todo había sido obra de Summer y lo único que esperaba, era tener un momento tranquilo, para agradecerle a mi amiga todo lo que hacía por mí.
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