Capítulo 44
El paso de los días junto a Summer y Agus fue mucho mejor que encontrarse sola en el mundo. A veces, recordaba a Harry y mi tristeza volvía, pero ellas siempre estaban allí, apoyándome.
Cada día, a cada hora, les agradecía lo que estaban haciendo por mí, aunque ellas ya se estaban cansando de lo mismo, no podía evitar sentir un gran aprecio y cierto cargo de conciencia por cada cosa que hacían día a día.
- Por milésima vez –Exclamó Agus al escuchar un gracias de mi parte una vez más- ¡Deja de agradecerme!
Yo hice una mueca y acto seguido escuché a Summer entrar por la puerta del departamento gritando algo que no lograba entender.
- ¿Qué pasa? –Pregunté cuando llegó al comedor.
- ¡Playa! –Gritó eufórica saltando de alegría.
Miré confundida a mi amiga y luego observé cómo Agus se paraba y comenzaba a saltar con Summer. A pesar de que el tiempo que habíamos vivido juntas las tres, era de tan solo dos semanas, ese par ya hacía miles de locuras juntas. E incluso a veces, no las entendía en lo absoluto.
- No entiendo –Dije confundida.
- ¿Qué no entiendes? ¡Vamos a la playa!
Volví a pestañear y levanté una ceja para que mis amigas se dieran cuenta de mis intenciones. No estaba sorda, sabía que íbamos a ir a la playa, pero no entendía cómo, el por qué y la razón de tanta felicidad por un simple paseo.
- Verás –Explicó Summer- Iremos a una playa hermosa porque ya acabaron las clases y pues, debemos aprovechar nuestras vacaciones ¿No lo crees así?
Lancé un leve “Oh” al escuchar tales palabras e hice una cuenta mental para corroborar si lo que decía Summer era correcto. En efecto, hoy salíamos de vacaciones y yo lo había olvidado.
- ¿Lo olvidaste, cierto? –Preguntó Agus riendo.
Asentí y de alguna forma me sentí estúpida por no recordar algo así. Antes, cuando era pequeña, los días de vacaciones eran lo mejor para mí; los esperaba siempre ya que eran los únicos días en los que mi familia y yo pasábamos un buen rato juntos. Sonreí nostálgicamente y de pronto, analicé un poco mejor mis pensamientos… ¡Mi mamá!
Salí corriendo a mi habitación y busqué por todos lados mi celular. Hace una semana que este se había quedado sin batería y ya que no quería seguir frustrándome al no tener llamadas de Harry, había decidido dejarlo así, olvidando completamente el acuerdo con mi familia de llamarlos cada noche.
“Tonta” me susurré a mí misma.
Finalmente, encontré mi celular debajo de mi cama y al prenderlo, más de 50 llamadas y mensajes aparecieron ante mí. Sin perder mucho tiempo, marqué a mi mamá con vacilo al saber lo que me esperaba por todos esos días sin comunicación.
- ¡_______! –Gritó desde la otra línea- ¡Una semana desaparecida! ¿Qué pasa contigo?
Tragué saliva nerviosa y traté de formular una respuesta coherente, pero mi cerebro no me quería ayudar mucho en esta tarea.
- ¿Sabes lo preocupada que estaba? –Continuó- Y más aún por todo eso de la prensa y las revistas.
- ¿Qué?
“La prensa y las revistas” Estas palabras se repetían en mi mente una y otra vez a una velocidad increíble. ¿Qué estaba pasando? ¿Acaso la noticia había llegado a mi país? Crucé los dedos con una falsa esperanza y esperé a que mi mamá me respondiera con algo diferente. ¿Cómo era posible que estúpidos rumores hayan llegado a oídos de mi mamá? ¿Por qué rayos, todo esto me pasaba a mí?
- Así es, señorita. Ya lo sé todo ¿Para eso fuiste a Londres? ¿En qué clase de problemas estás metida?
- Mamá es que…
- ¡Mamá nada! Quiero que vuelvas a ______ (tupaís) inmediatamente.
Abrí los ojos en un evidente asombro y sin poder decir nada para arreglar las cosas, escuché como el molesto ruidito que siempre avisaba el fin de una llamada llegaba a mis oídos. “Oh no, mi saldo” Pensé raudamente.
Lancé un suspiro al aire y me dejé caer sobre mi cama deseando que las cosas mejoraran pronto. Yo no iba a volver, eso lo tenía claro. Pero contra la furia de mi madre no había mucho que hacer, simplemente debía hablar con ella, eso era todo… No era un gran obstáculo, contaba con mi excusa de “Ya soy mayor de edad” y además, me había ido bien en esos meses, así que, mi mamá no me obligaría a hacer algo que no quiera ¿Cierto?
- ¿Qué pasa, _____? –Preguntó Agus entrando a mi habitación.
- Las noticias llegaron hasta mi mamá y quiere que vaya allá.
Miré como mi amiga extendía sus brazos para acogerme en ellos, y gustosa acepté su invitación. A veces, un abrazo era lo único que necesitaba y en ocasiones así, era bueno tener a amigas de tu lado.
- Tranquila, todo está bien. Eres la mejor hija que he visto jamás… Tu mamá te dejará quedarte.
Reí ante su comentario y por alguna razón, me sentí mucho mejor. Esto no era un gran problema, una pequeña piedra a diferencia de todo lo que me había pasado, pero aún así, tenía un presentimiento detrás de todo esto, un muy extraño presentimiento...
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