Capítulo 24
- ¡No lo puedo creer! –Grité saliendo del ascensor- ¿Por qué no me lo dijiste antes?
- Escúchame, ángel –Dijo deteniéndome a la vez que dejaba nuestras maletas en el suelo- Sabes que hoy viajamos de vuelta y mañana comienza nuestro tour… Yo solo quería que sepas cuánto te amo antes de irme.
- Pero no me dijiste que aún no habías terminado con ella.
Gruñí mientras me cruzaba de brazos al estar en una situación así. Ayer, pasé la velada más magnífica del mundo, pero hoy, sentía que todo se derrumbaba al enterarme de lo que no hizo Harry.
- ¡Simplemente no pude! –Exclamó desesperado- Por favor… Perdóname. No quería irme del país sin antes saber que podía estar feliz. No podía irme del país sin tener la seguridad de que tú no amarías a otro. No podía irme del país sin que tú fueras mi novia y…
- ¿Y acaso si podías tener dos novias a la vez?
Aún no lo creía… Era tan absurdo. Tan ilógico. A pesar de que el mundo entero pensaba que Caitlin y Harry nunca habían estado en una relación, yo lo sabía. Y sabía que Harry no había sido capaz de terminar con ella el día en el que los chicos fueron a mi departamento.
“Los chicos nos hicieron un favor… Pero, yo no hice muy bien mi parte” Ahora esas palabras tenían sentido; los chicos habían terminado su relación en la entrevista, pero él no lo había logrado hacerlo personalmente.
- Sabes que para mí, tú eres la única, ángel –Respondió tomando mis manos- Sabes que tú eres la única a quién yo amo. Y sabes que Caitlin no estará feliz cuando yo le diga ‘Terminamos’ ¡Ella no me dejo hablar en ese momento! Lo siento.
Suspiré y le di otra mirada a Harry… Se veía tan tierno, tenía un gorrito sobre su cabeza y estaba haciendo un puchero mirándome con sus ojos suplicantes. Lancé otro suspiro al aire y tomé su mano para seguir caminando.
- Se nos hará tarde si nos demoramos mucho –Comenté guiándolo a la salida del hotel.
- ¿Por lo menos me dirías si estás enojada? Te prometo que terminaré con ella antes de que salga de Inglaterra. Por favor, ángel.
Dudé un minuto en mi mente e hice una mueca al no saber qué hacer. Era imposible enojarse con Harry, pero de alguna forma, me hacía sentir mal el saber que yo no era su única novia. “Eres su única novia en su corazón” Decía aquella vocecita linda en mi cabeza.
Otro suspiro. Este chico, me estaba volviendo loca.
- Bien –Dije al fin- Trataré de olvidar eso… Pero no se vale que tú hayas sido un tonto y no tengas que pagar por ello.
- ¿Qué propones? –Preguntó arqueando una ceja.
Una sonrisa maliciosa se asomó en mi rostro; ya sabía lo que iba a hacer. Quizá también sea malo para mí, pero yo podía aguantar un poco.
- Sin besos hasta que termines con ella.
- ¿Qué? –Exclamó en señal de desacuerdo- Eso no es justo… Además. Admítelo, tú también sufrirás.
Reí al ver lo pretencioso que podía ser y negué con la cabeza. Tal vez decirle que se equivocaba fuera mentir, pero no permitiría abrirle otra puerta a su arrogancia.
- A mi no me importa –Mentí encogiéndome de hombros- Ese es un castigo, que tú sufrirás.
- ¡Oh, vamos! –Río- ¿Es broma?
- Para nada.
Seguí caminado tratando de ignorar que Harry estaba saltando alrededor mío mientras repetía una y otra vez que no era justo. Estaba a punto de reír a carcajadas por lo inmaduro que se estaba comportando, pero no debía demostrar algún signo de atención hacia él.
Al cabo de unos minutos, llegamos al aeropuerto; Harry había dejado de saltar a mi alrededor y estaba en una posición totalmente seria mientras esperábamos a que anuncien nuestro vuelo. Me hubiera gustado saber en qué pensaba en ese momento, pero lo dejé pasar.
- ¡Harry! ¿Me das un autógrafo? –Preguntó una chica acercándose a nosotros.
- Claro –Respondió él sin ánimos.
La chica le acercó una pequeña libretita a Harry, donde él le escribió algo. Me daba ternura ver como escribía; parecía tan concentrado y dedicado en lo que hacía. Sonreí inconscientemente y luego fijé mi mirada en la chica; era joven, estaba muy nerviosa, parecía no saber qué decir, así que, después de que Harry terminó, se marchó.
- Seguramente ella me besaría –Comentó Harry cuando la chica se alejó.
- ¿A sí? –Pregunté arqueando una ceja- Pues pídele uno si andas tan necesitado de besos.
- Yo solo quiero un beso tuyo, ángel… Apuesto a que tú te arrepentirás muy pronto de la decisión que tomaste.
- ¿Cuánto apuestas? –Pregunté riendo.
Gruñó y se recostó en su asiento nuevamente. Seguramente estaba frustrado, pero eso le enseñaría a no ser tan tonto.
- Estoy aburrido y tú no quieres besarme… Solo pienso en una cosa que puede mejorar mi humor ¡Helado!
Reí al ver su bipolaridad y asentí levantándome de mi asiento. Un poco de helado mientras esperábamos la hora de salida de nuestro avión, no nos haría daño.
~*~