Capítulo 22: La Profeta Del Amor

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Advertencia: Éste capítulo contiene sexo explícito, sexo implícito, sexo consensuado, sexo duro, Sexo sin protección y sexo en general; leer bajo su propio riesgo o seguir hasta el párrafo treinta y saltar hasta donde Jazmín llora en el último párrafo.

Besos.

El ejército festejaba; casino bien tenido bajas durante esta invasión, por otra parte, de las más de cuatro mil personas que necesitaban refugio, mil no estaban en la ciudad durante el ataque; mil ochocientos lograron entrar al templo del dios del barro, quinientas murieron a causa de los demonios o mi serpiente, poco más de cien a causa de los pisotones que recibieron al caer al suelo tratando de entrar al templo y doscientas pudieron mantenerse a salvo en el lado opuesto de la ciudad.

Alrededor de seiscientas personas lograron entrar al templo de Rose y yo técnicamente provoqué la muerte de otras seiscientas; aunque claro, dentro de mis cálculos, no estaba tomando en cuenta a niños; solamente los comerciantes y líderes de casa que representaban a sus familias. Yo realmente no sentía nada por ellas, me encontraba feliz por Rose porque sobreviviría más tiempo y por mí claro, porque cumplí mi promesa y pude divertirme con ello.

Durante las siguientes semanas, la gente de la ciudad seguramente hablará sobre como una maravillosa representante de la Diosa del Mal, se enfrentó ella sola al ejército de monstruos y demonios, forzando su retirada y defendiendo a capa y espada a las personas que buscaban refugio. Era bastante gracioso, ya que técnicamente yo era la mala del cuento; una buena villana que jugaba el papel de héroe... O heroína en este caso, a veces lo olvido.

Aquella historia sobre mí, contada de tantas y tan diferentes maneras sin duda sería una buena publicidad para el templo.

Por fin regresé a la sala de oración en la maravillosa construcción de Rose; me encontraba de buen humor mientras observaba a la gente que esperaría a que el ejército de la ciudad peinara las calles eliminando monstruos y buscando enemigos rezagados, tendríamos bastante tiempo para hablar.

Las personas están un tanto abrumadas por la decoración interesada sobre la repentina restauración del templo y los nuevos uniformes de los miembros de este. Eran hermosos después de todo. Incluso los antiguos y poco numerosos fieles que vivieron años siguiendo las enseñanzas del templo, se encontraban emocionados por ver el nuevo estado en el que se encontraba.

El templo de Rose y su religión habían revivido.

—Muy bien —me apresure a hablar desde el altar frente al público—. Les doy la bienvenida al jardín de rosas, nuestro recién restaurado templo principal; sientanse honrados pues son los primeros en ser recibidos.

En este lugar se les enseñará a seguir todas las enseñanzas y costumbres dictadas por nuestra amada Diosa —

Comencé mi discurso y tome asiento en la mesa de rituales Frente al altar.

—Sé que deben estar preocupados sobre lo que pasó afuera; los últimos en entrar ya deben saberlo y probablemente lo están contando los demás, pero lo importante no es lo de afuera, es lo de aquí, lo de ahora.

Todos ustedes lograron entrar gracias a que decidieron aceptar a nuestra querida Diosa en sus corazones y seguir sus enseñanzas. Los felicito sinceramente por eso; confío en que ahora seguirán fielmente con su palabra y la transmitirán a su descendencia para que ellos la transmitan a la suya, porque como ya saben, la diosa Rose puede llegar a ser muy amable y gentil con quienes la tratan con respeto, pero para quienes se jacten engañarla, la piedad no es una opción, ni estará remotamente cerca de alcanzarles —

Mis palabras eran tanto una promesa de prosperidad como una cruenta amenaza.

Complacida al ver a la gente con miedo sobre traicionar nos, seguí con mi discurso sobre las enseñanzas de Rose, explicando cómo vivir para ella y cómo vivir para sí mismos al hacerlo; todo tipo de cosas para dar a la gente un adiestramiento rápido.

Emisaria de la Diosa del mal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora