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Baltimore, junio

(Actualidad)

Lily

La puñetera verdad es que pasar página nunca ha sido fácil, olvidarme por una vez de todo era complicado teniendo en cuenta que lo compartimentaba todo, incluso los recuerdos, especialmente aquellos que no dejaba de rememorar y no podía continuar así, eso estaba claro. Era mi maldito defecto; no había pensado en Mel en años ¿por qué lo estaba haciendo ahora?

Terminé de darme mi propia charla de ánimo y por primera vez en muchos años no me importó no tener las cosas ordenadas. El nerviosismo que sentía hormigueándome por el cuerpo no era malo, tan solo la necesidad de continuar haciendo cosas constantemente.

Me detuve en el recibidor retorciendo mi gesto, no había habido mas fiestas sorpresas en esa semana, lo cual era un alivio. Me saltó una sonrisa porque parecía que todo volvía a la normalidad y casi podía sentir que volvía a ser la misma.

Llegué a casa después de mi último día de trabajo con el estómago rugiéndome, Lori ya estaba allí, y al parecer..., muy bien acompañada.

—Genial.

Abrí los ojos ligeramente al escuchar unos gemidos, y juraría que se oía el cabecero de su cama golpeando la pared.

"Toc, toc, toc..."

Qué incómodo, me refugié en la cocina, y tras tomar algo para aplacar mi hambre, regresé a mi habitación y me tumbé boca abajo en la cama. El rollo entre mi amiga y su invitado siguió durante una hora más.

¡Uf! Ni me podía poner realmente cómoda, ni quería marcharme. Probablemente se habían quedado dormidos tras echar el polvo. Yo estaba despierta, muy espabilada, eso era extraño porque no había echado de menos el sexo en mucho tiempo hasta ese preciso instante.

Me fui al ordenador que tenía en el dormitorio y mis dedos acariciaron el ratón mientras trataba de entretenerme y concentrar mi cabeza en otra cosa. Fue entonces cuando oí la puerta y oí unos golpes en la mía.

—Lily ¿estás ahí?

Inmediatamente me levanté y la abrí.

La cara de Lori lucía hermosa.

—Ven, te quiero presentar a alguien.

Me froté los ojos, no porque hubiera estado durmiendo, y me recoloqué el flequillo del pelo de manera apresurada. Los ojos del chico que estaba en el salón nos miró con diversión cuando nos vio juntas.

—Te presento a Justin, ella es Lily mi mejor amiga y mi compañera de apartamento.

El chico se levantó y se acercó para darme un beso, su expresión era de sinceridad o al menos sin la frialdad que había esperado, ya que intuía que él y Mel eran amigos.

—Aún no nos conocíamos, encantado.

Durante un momento me olvidé de mí misma y me centré en Lori y en lo que ella necesitaba. Hubo algo extraño porque intuía que Justin estaba al tanto de mi situación, pero nos miramos en silencio y ambos olvidamos quienes éramos por el bien de la única persona inocente de esa sala, que era mi mejor amiga.

—Así que estás trabajando en la escuela de arte, qué bien; tal vez conozcas a Bryan Medina, salió de allí hace unos años, es uno de nuestros amigos, es escultor, a lo mejor lo conoces, no sé, no es demasiado conocido.

—Lo conozco —balbuceé.— Y sí, si es conocido.

—¿No me digas?

—Es muy bueno. Conozco su trabajo.

Tal como éramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora