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Baltimore, octubre

Mel

La llamé mientras iba deprisa hacia el coche, su teléfono estaba apagado o ella misma se había encargado de castigarme por no haberla hecho caso. Tenía varios mensajes perdidos y decenas de llamadas con un intervalo de apenas segundos. Empezaba a preocuparme y decidí arriesgarme en ir hasta su casa, poco me importaba que Lori estuviera allí, sabía por Grace que estaba bastante disgustada con Liv y que no se hablaban

Los neumáticos se detuvieron y dejé el auto en doble fila, en el camino de gravilla de la entrada con forma de medio círculo. Traté de guardar la calma, tenía que explicarle, todo lo que había sucedido, todo lo que había pasado en esa horrible tarde. Me costó que me abrieran la puerta del edificio, una extraña señora con un enorme gato gris y blanco me miró con mal gesto en cuanto entré aprovechando que ella salía, supe que algo iba mal en el momento que aporreé la puerta y supe que Liv no estaba dentro de la casa.

Volví a llamarla desde la calle, ya estaba montado listo para ir donde ella me pidiese pero Liv no daba señales de vida, me estaba matando tanto silencio. Parpadeé

Al final me llegué a mi oficina, en el centro financiero de la capital, después de estacionar mi coche en el aparcamiento privado subí en el ascensor y entré en mi despacho oscuro a esa hora muy silencioso.

Me preocupaba sobremanera que hubiera cogido el auto en estado de nervios, que hubiera tenido un accidente o que se precipitara en algún sitio y nadie diera con ella. A eso de las cuatro de la mañana ya no pude más y decidí llamar a todos los hospitales de la zona. No había habido ningún accidente esa noche al menos en esos intervalos de hora si algo pude respirar.

Llamé a Lori un par de veces lamenté despertarla, pero necesitaba noticias y tal vez se hubiera puesto en comunicación con ella. A eso de las seis ya no sabía que hacer nadie sabía nada y estaba desesperado.

Escuché el sonido de la puerta de la sala de juntas abrirse y me enderecé.

—¡Justin!

—He tratado de comunicarme contigo pero tenías el móvil apagado.

Lo miré con asombro, había estado esperando toda la noche y había consumido la poca batería que me quedaba sin darme cuenta.

Justin hizo una mueca.

—Tengo noticias.—lo miré descompuesto.— La madre de Lori nos ha llamado por teléfono y por lo visto el abuelo de Lily ha fallecido. De un ataque al corazón.

—¡Mierda!

—No sabes cuanto lo siento por ella. Lori dice que ha ejercido de padre, dile que lo siento amigo.

Tenía la cabeza tan enmarañada que no podía pensar con claridad; no sabía qué era mejor, si volverla a llamar o ir a toda velocidad a Westfield.

—Déjame probar a llamarla desde mi móvil —se le ocurrió a Justin.

Al cabo de unos segundos se dio por vencido.

—Nada.

Me estaba volviendo loco por no saber dónde estaba Liv, otra vez su imagen estaba por los suelos y lo peor de todo era que de nuevo le había fallado.

—Ahora explícame, por favor, lo que ha pasado entre Grace y tú— Justin me miró fulminándome.

—Ahora no.

—Eres un necio. Dejas a mi hermana colgada después de dos años y no tienes ni la decencia de decírmelo.

No era tiempo de hablar con mi amigo, tenía miles de cosas que contarle pero no en ese momento.

Tal como éramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora