Rorēna volvía a su apartamento, aún desconcertada. No conseguía entender el tipo de comportamiento de ese estúpido Ghoul que, primeramente, tuvo compasión de su persona y, luego, la rechazaba como si nada. Desviaba su mirada al suelo, evitando todo contacto visual con cualquier transeúnte que se le cruzase. Una sutil sensación de decepción por lo ocurrido navegaba tímidamente en su interior, sin poder encontrarle ninguna explicación aparente.
De repente, en una de las calles vacías y cercanas a su vivienda, su monótona visión sobre los pavimentos se vio alterada por una buena formada silueta que permanecía firme ante ella. Desinteresada, rodó sus ojos hacia quien se encontraba delante. Pudo ver que se trataba de una mujer, de pelo largo y color melocotón, dividido por una raya en medio.
Tenía un cuerpo de sensual proporción, que dejaba insinuar acorde a su ropa. Esta dejaba al incógnito su rostro, a través de una máscara de payaso sin nariz, con una inquietante sonrisa dentuda. Poseía un corazón con tres puntos como ojo derecho y un trébol como ojo izquierdo, junto a un mentón sobresaliente.- Así que eres tú. - Insinuó la desconocida, con una risa irónica.
Rorēna se retiró unos pasos, a los que la otra mujer adelantaba con chulería.
- ¿Qué es lo que quieres? Creo que se está equivocando. - Preguntó, confundida.
La anónima se aproximó, cogiéndole del mentón, mientras la observaba detalladamente.
A esto, Rorēna no dudó en escupirle y, en un momento de confusión por parte de su atacante, le asestó un puñetazo en la mejilla.
La incógnita se separó rápidamente, revisando la posición de su máscara. Con un gesto furioso, se arqueó, hasta sacar de su espalda un kagune.
Rorēna apretó sus puños, temblorosa, y, con una mirada firme, encaró a la Ghoul.
Esta vez sabía que, si la muerte se pasaba de visita, ya no habría ningún milagro que la volviese a salvar. También sabía que, desarmada ante tal criatura, sería incapaz de salir victoriosa.
Aún así, ambas mujeres corrieron hacia sí, dispuestas a combatir. Mientras la Ghoul dañaba la cintura de Rorēna con su kagune, esta le tiraba del pelo con fuerza.
- ¿Qué tienes contra mí? - Le murmuró la humana, pero sólo obtuvo una risa traviesa como respuesta.
A punto de ser, de nuevo, herida por el órgano depredador de su rival, un ala blanca se interpuso entre ellas.
Ambas cayeron de bruces al suelo, Rorēna ojeó rápidamente una de sus piernas, aún en shock.
Cuando alzó la mirada, se encontró con que la Ghoul escapaba, trepando por los edificios, y que dos hombres permanecían junto a ella.
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Monstruo. (Renji Yomo - Tokyo Ghoul)
Fanfiction¿Qué sucedería si, entre todos los sucesos que ya conocemos, algunos sentimientos no pasan inadvertidos? En Tokio no existe tregua para la guerra entre humanos y Ghouls. Por un lado, Renji Yomo, a quien, tras la muerte de un ser querido, sólo queda...