Capítulo 7.

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Era una mañana más en la sucursal del CCG en el distrito 20.
En la sala de espera de una de las plantas, sobre un acolchonado sofá de cuero sintético, se encontraban sentadas dos personas.
Una de ellas, vestida completamente de negro, movía sólo uno de sus pies en un gesto nervioso, mientras la otra se sentaba informalmente a su lado, paseando sus dos piernas hacia atrás y hacia delante.

- Tienes cara de muerta, Nozomi. - Habló, una voz aguda y aterciopelada, en un tono burlón.

- Lo sé, Juuzou. - Contesto Rorēna, irónica, dirigiendo su atención hacia el rostro de su acompañante. - Tú tampoco puedes quejarte. -

El joven albino estalló en carcajadas, mientras, con entusiasmada concentración, se atravesaba la piel de su brazo con una aguja decorada con hilo rojo.

- No deberíamos bromear en estos instantes sobre la muerte

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- No deberíamos bromear en estos instantes sobre la muerte. - Concluyó, áspera, la mujer.

- Que más dará. Es sencillo, o moría él o moría ese tal "Rabbit", nunca entenderé por qué tanta importancia. -

Rorēna le dirigió una sonrisa, con ternura. En todo este tiempo que había estado junto al muchacho, le motivaba bastante aprender de él, de sus pensamientos y su patrón de intereses.

Había que admitir que le parecía extraño, pero era eso lo que le gustaba de él. Y, al fin y al cabo, ese lado sádico que poseía motivaba al albino en ayudar, con eficacia, a la terapeuta ocupacional con las diferentes extremidades de los pacientes.

En ese instante, el ascensor de la planta se abría, dejando paso al Investigador Ghoul Amon Koutarou.

El hombre mostraba un semblante destrozado por las lágrimas, grandes ojeras y una palidez espantosa. Un traje negro desaliñado intentaba contrarrestar su aspecto, pero no lo suficiente.

Este se dirigió seriamente hacia la mujer mientras esta, temblorosa, se hacía una idea de lo que le esperaba.

- Señor Koutarou, siento mucho lo de vuestro superior... Sé que ambos no comenzamos con buen pie pero quiero que sepas que le apoyo en esto...- Hablaba, con un nudo en la garganta, Rorēna, mientras un atisbo de preocupación le invadía.

De repente, la mujer se vio interrumpida por un gran peso que se abalanzaba hacia ella, depositándose suavemente sobre su hombro y rodeándola con unos gruesos brazos. Esta cerró los ojos, confusa.

- Lo siento mucho señora Nozomi... Espero que disculpes la acusación del señor Mado, por favor... - Balbuceaba, entre amargas lágrimas, el miembro del CCG, mientras se desahogaba en el torso de la mujer.

Monstruo. (Renji Yomo - Tokyo Ghoul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora