Capítulo 4.

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Rorēna intentaba peinar su rebelde cabello cobrizo, frente al espejo de un baño. Enjuagó su rostro recién despierto y se estudió a si misma. En un leve movimiento de cintura, se colocó de perfil. Esbozó una sonrisa, le había crecido bastante el pelo. Pero ese gesto duró poco cuando avistó una prominencia, cada vez más grande, en su abdomen. La cuál ocultó con ropa ancha.

Tragó saliva y, ultimando de arreglarse sus últimos detalles, se dirigió al salón mientras, a cada paso que daba, escuchaba de manera más clara una conversación.

- ¡¡Eres un tarado idiota!! Sólo a ti se te ocurre dejar que alguno de ellos te mate. - Gritaba, furiosa, Itori.

- Mejor no juzguemos, no sabemos lo qué ocurrió en realidad... Lo importante es que está a salvo. - Intentó calmar Uta, a su lado.

- ¿Qué no lo sabemos? Claro que yo lo sé. Por mucho que un Investigador Ghoul te supere, y dudo muchísimo de que con Yomo-chan fuese ese el caso, no es posible que te hagan una herida tan limpia. ¿En qué estabas pensando, joder? -

Rorēna apareció en la estancia, siendo observada por los dos amigos del canoso mientras se hacía el silencio. Este último se encontraba con la mirada perdida, agachando su cara en un intento de esconder su verdadera expresión. Mechones plateados resbalaban por su rostro y movía los dedos, con sus manos estrechadas, en un movimiento nervioso. Dejaba su torso al descubierto, salvo por encontrarse invadido por un gran vendaje en su zona superior.

La humana se agachó ante este, hasta que su mirada encontró la de él.

- ¿Cómo te encuentras? - Habló ella.

- A esto ya le queda poco. - Contestó, con ternura.

Rorēna se arrodilló ante él. El canoso dirigió sus ojos, intentando disimular su sentimiento de alarma, para ver si su compañera se colocaba lo bastante cómoda para no herir su, poco a poco, abultado vientre. Aún no lograba comprender porque esta le intentaba ocultar su estado. - ¿Quién te hizo esto Renji? - Preguntó, con seriedad. Yomo se opuso a responder, aún sumido en sus pensamientos. - ¿Quién? Por favor, dímelo. -

- Lo pasado hecho está. No importa lo más mínimo quien haya sido. -

- Sí, si importa. Has dejado que, sino fuese porque nos enteramos a tiempo, te matasen. Porque te dejaste, no puedes negarlo. - Interrumpió, argumentando de nuevo, Itori.

- Renji. - Nombró Rorēna, cada vez más severa, captando la atención de este. - ¿Quién ha sido? -

El canoso, agobiado, se levantó de sopetón mientras que, en un movimiento reflejo, palpó su herida debido al brusco movimiento. - He dicho que ya está. No os entrometáis. -

Rorēna asintió, pesarosa, mientras también se ponía en pie. - Marcho a trabajar. -

- ¿Quieres que luego vaya a recogerte? - Preguntó, entre preocupado y arrepentido por lo sucedido, Renji.

La humana hizo un gesto de negación, mientras iba hacia la puerta. - No es necesario, después vuelvo. Me han trasladado a un sitio nuevo. -

- ¿A dónde? Si puede saberse. - Cuestionó Uta, para acabar con la tensión del ambiente.

- A Cochlea. - Contestó, saliendo del hogar, mientras que los tres Ghouls, a su espalda, palidecían de terror.

Monstruo. (Renji Yomo - Tokyo Ghoul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora