Capítulo 6.

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Rorēna, al fin, llegó a su apartamento.

Agotada, se tiró en la cama, rodando sus ojos hacia el techo.
Comenzando a pensar acerca de que al día siguiente tendría que declarar en la sucursal, por la acusación de ese maldito investigador, le agobiaba, y mucho.
Ese día se había tornado a ser, cada vez, más extraño con el paso de las horas.

Suspiró amargamente. Dirigida a ponerse el pijama, unos golpes secos en la puerta la interrumpieron. Observó la entrada a su apartamento, con miedo. Se acercó a la mirilla, pero no vio a nadie. Aún así, estaba segura de que habían llamado. Se mordió el labio, preocupada, y temblando, decidió abrir.

La mujer se llevó las manos a su boca, reprimiendo un grito ahogado de sorpresa. Atónita, observó como un gran cuerpo yacía bocabajo en el suelo. Rápidamente, se lanzó a cogerlo. Lo mantuvo entre sus brazos y, al ponerse en pie con tanto peso, una de sus piernas le falló, cayendo de bruces al suelo. Escondió más al cuerpo entre su torso, como si quisiera protegerlo del golpe. Con un gemido de dolor, consiguió volver a levantarse.

La mujer le acostó sobre su cama, retirando la larga gabardina que vestía. Comprobó un gran boquete en su estómago que sangraba, sin pausa.

- Renji... ¿Qué te han hecho? - Balbuceó, asustada.

Le retiró el fino pelo de la cara, con extremo cuidado, y acarició sus mejillas torpemente. Con unas tijeras, rompió la tela de su camiseta para quitársela, sin dañarle. Observó, más detenidamente, el tronco desnudo y blanco del Ghoul y la grave herida que se extendía sobre su ombligo. Con unas gasas desinfectantes, recorrió su piel limpiando la sangre.

- ¿Y qué debo hacer yo ahora? ¿Cómo puedo ayudarte? - Murmuraba, angustiada, al pálido rostro del hombre. - Renji, por favor, no mueras... -

Con cuidado, le tapó con las sábanas, y se dirigió a la cocina, tiritando de nervios.

Minutos más tarde, Rorēna volvía con la zona de su clavícula ensangrentada y con un tazón entre sus manos. Débilmente, se colocó al lado del Ghoul, levantando su rostro y apoyándolo sobre su pecho. Observándolo inconsciente, rellenaba de sangre una cuchara. Esta la acercó tímidamente, mojando los labios del hombre. Repitió lo mismo hasta cinco veces, el herido comenzaba a reaccionar moviendo sus dedos y abriendo, muy lentamente, sus párpados.

Renji se encontraba con unos grandes y familiares ojos de color miel, invadidos de preocupación. En su oído, escuchaba el rápido latido del corazón de quien le tenía en su regazo. Pudo aspirar una suave fragancia de perfume de mujer, y sangre.

Mucha sangre.

Perdiendo el control de sus actos, sus ojos se tornaron negros y sus vasos sanguíneos se hinchaban, deformando la zona superior de su cara. Como loco, se abalanzó, comenzando a morder el hombro de Rorēna, triturando su piel y tejidos. Esta intentaba cerrar los ojos y respirar hondo, para evitar desfallecer, aguantando un dolor agonizante. Inconscientemente, la mujer empezó a llorar, mientras se dejaba devorar por el Ghoul que, en otro momento, se encontraba salvando su vida.

- Renji... Sálvate. ¿¡Me oyes!? ¡¡¡SÁLVATE!!! Cuida a tu gente, sé feliz. Por favor... - Gritaba, mientras se aferraba fuerte a las sábanas, para suprimir el dolor. A su mente le venían múltiples recuerdos de su niñez, de su abuelo riendo a su lado, de la comida y las historias de su abuela, de las broncas del señor Ruisu Kinpatsu y sus consejos... Recuerdos de Yuudai, de Juuzuo, de Hinami, de esa persona que ella misma había inventado y se hacía llamar Nozomi... De su pequeño mundo, que sólo hacía desmoronarse cada vez más; y aquella dichosa solución, que ella no lograba encontrar, para no seguir perdiendo a las personas que amaba con todo su corazón.

De repente, el Ghoul se pausó, aún con un trozo de carne sobre la comisura de sus labios. Sus ojos chocaron con los de ella, volviéndose estos de un color verdoso, y recuperando la forma de sus facciones.

Ambos se estudiaron detalladamente durante largos minutos.

Él volvía a ver a una extraña mujer bajita, que vestía ropa ancha, de pelo corto, anaranjado y despeinado, junto a unos ojos de color miel, grandes y vivos. Pero, a diferencia de la primera vez, esta no le tenía miedo.

Ella, en cambio, veía a un imponente hombre alto y de complexión fuerte, de media melena lisa y plateada junto a, ahora, unos ojos claros y verdes. Su parte inferior de la cara estaba llena de un rojo carmín y, a diferencia de la primera vez, un hilo de expresión invadía su mirada.

Rorēna consiguió estrechar la mano del Ghoul, con fuerza.

- ¿Por qué? ¿Por qué te empeñas en salvar la vida de tantos desgraciados? - Dijo Renji, con una voz ronca y débil, entre lágrimas

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- ¿Por qué? ¿Por qué te empeñas en salvar la vida de tantos desgraciados? - Dijo Renji, con una voz ronca y débil, entre lágrimas. - ¿Acaso no ves que soy un monstruo? -

Rorēna se aproximó más a él, podían sentir sus respiraciones jugar juntas, entrecortadas. La mujer paseó su pulgar sobre los pómulos del Ghoul, rebañando sus lágrimas.

- Eres el monstruo más bello de todo el universo, Renji Yomo. -

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Monstruo. (Renji Yomo - Tokyo Ghoul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora