Capítulo 2.

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Rorēna se adelantaba, aprisa, hasta avistar una figura familiar, desvanecida en el suelo.

Un desapacible frío recorrió su cuerpo, en un estremecimiento, cuando pudo ver mejor de quién se trataba, tirándose de bruces al suelo junto al yacido.

Comprobó la veracidad del mensaje y como, Renji Yomo, se encontraba allí, con un desagradable orificio que se extendía por su cuello y la parte superior izquierda de su pecho.

Entre lágrimas de conmoción, apegó su rostro en el tórax de su compañero, sintiendo como la mitad de su cara se cubría de la incesante sangre del Ghoul, y colocando su oído sobre la zona del mediastino

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Entre lágrimas de conmoción, apegó su rostro en el tórax de su compañero, sintiendo como la mitad de su cara se cubría de la incesante sangre del Ghoul, y colocando su oído sobre la zona del mediastino.

Respiró hondo e intentó mantener la calma y concentrarse, como si se tratase de una urgencia de alguien desconocido. E, ignorando sus propios y zumbantes latidos de nerviosismo y dolor, pudo escuchar como el corazón de su contrario luchaba de forma desesperada, pero muy débilmente, por sobrevivir.

Las pupilas de la mujer se dilataron, levantando su cabeza para rodar sus ojos hacia el semblante del canoso y, cogiendo aire, se dispuso a gritar lo máximo que le permitieron sus cuerdas vocales, mientras intentaba cortar la hemorragia.

Kuzen Yoshimura, en compañía de Touka, supervisaba el lugar de los hechos tras la luz de la Luna, lo único que permitía a ambos Ghoules abrirse paso por el bosque que crecía bajo el acantilado.

Ambos caminaban atentos y serios, sin compartir palabra alguna. Estudiaban detalladamente los cadáveres de los Investigadores Ghoul esparcidos por la hierba, atravesados por el Quinque cuyo poseedor conocían demasiado bien, por suerte o por desgracia.

De repente, sus meditaciones se vieron pausadas por un chillido que suplicaba auxilio y que les hizo correr hasta donde procedía.

Al llegar, pudieron constatar lo sucedido, viendo como Rorēna intentaba frenar la pérdida de sangre de Renji Yomo y como, este último, se encontraba tumbado en el suelo mortalmente herido.

- Ayudadme a llevarlo, aún está vivo... Vamos. - Balbuceaba la humana, temblando, mientras intentaba levantarle, sin empeorar el estado del canoso.

El más longevo no tardó ni un segundo en procesar lo que sus ojos delataban y la circunstancia de su joven amigo, actuando ante esto.

Touka, por otro lado, se encontraba paralizada intentando reprimir las lágrimas, observando como Yoshimura cogía a Renji Yomo entre sus brazos y como, Rorēna, acomodaba la cabeza del canoso sobre el pecho del anciano. - Hijos de puta... Los mataré a todos. - Se limitó a comentar, apretando sus puños con impotencia.

Monstruo. (Renji Yomo - Tokyo Ghoul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora