Narrador
El joven rizado se encontraba en su celda, con sus audífonos puestos, escuchando la música que le recordaba a su infancia. Estaba muy concentrado haciendo flexiones de brazos que eran parte de su rutina de ejercicio.
Se encontraba enojado por lo ocurrido minutos atrás en el comedor y hacer ejercicio escuchando música lograba distraerlo, podía llegar a olvidarse por unos minutos de la realidad.
Cuando cambio de posición para empezar con los abdominales, pegó un salto del susto, ya que alguien abrió la puerta e golpe.
—Oye —habló en el humbral de la puerta.
—Valdés sal de aquí. No vuelvas a entrar así.
—Wey lo siento, estuve tocando pero no respondías.
—Tal vez no te abría porque estaba ocupado, ¿No lo crees?
—¿Haciendo qué? —cuestionó con una ceja alzada.
—Eso no te importa, vete —quiso ponerse los audifonos otra vez pero la voz de Diego lo interrumpió.
—Si, ya me voy. Pero primero escúchame. Sé que probablemente estés enojado con Joaquín por lo que pasó en el comedor, pero hasta yo pude escuchar sus gritos.
—¿Qué gritos? —ahora toda su atención estaba en su amigo.
—Marcos... gritó tu nombre.
—¿Cuándo? —preguntó confundido.
—Hace unos minutos, gritó tu nombre pidiendo ayuda. Creo que no debes enoja....
—¿Dónde está?— interrumpió.
—Tú le dijiste a todos que le hagan daño.
—¡¿DIEGO DÓNDE ESTÁ JOAQUIN?! —gritó.
—Vi cómo se lo llevaba Roberto a su celda —el rizado se encaminó apresurado a la salida, dirigiéndose a la celda que se encontraba a una distancia de 6 metros de la suya. Detrás de él se encontraba su amigo siguiéndolo.
Al llegar a la celda abrió la puerta sin siquiera tocar y la escena que se encontraba frente a sus ojos lo dejó sorprendido. Joaquín se encontraba sobre una cama, completamente desnudo, el cuerpo repleto de sangre, su ropa estaba rasgada, a un lado de la cama. Pero lo que lo hizo volver a la realidad fue ver como el hombre que se encontraba sobre él comenzó a tocarse su miembro mientras besaba el torso del pequeño rizado.
—¿Qué mierda haces? —gritó Marcos, llamando la atención de Roberto.
—oye Marcos, ¿Quieres divertirte conmigo? Este niño está sabroso.
—Maldito —dijo entre dientes mientras se abalanzaba sobre él, golpeándolo con una fuerza inimaginable. Estuvo así varios minutos hasta que sintió a su amigo moviéndolo por sus hombros.
—Marcos... —intentó tomarlo de los hombros pero fracasó por la fuerza que utilizaba el de rizos al golpear al hombre—. Vuelve la realidad. Dejalo, lo vas a matar
—Se lo merece. Merece sufrir.
—Marcos déjalo. No querrás que aumenten tu condena por este infeliz. Ayuda a Joaquín, al menos ve si sigue respirando —el rizado se puso de pie automáticamente dirigiéndose al pequeño cuerpo situado sobre la cama. Vio como su pecho subía y bajaba lentamente, sus párpados se encontraban hinchados y cerrados. Su rostro tenía entumecimiento con sangre al rededor.
Varias marcas de besos y golpes se encontraban en su cuello, brazos, torso e incluso sus piernas. marcos sintió asco. Pero no por ver el cuerpo del joven, sino por el hombre que yacía tirado a un lado de la cama. Deseó hacerlo sufrir por haber dejado así a su compañero.
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mi pequeño prisionero | Emiliaco
FanfictionEmilio Osorio Marcos, acusado de haber encabezado una de las mafias más poderosas de la ciudad de Mexico, condenado a 30 años de prisión Joaquín Bondoni Gress, acusado de homicidio culposo, condenado a 15 años de prisión. El jefe de la mafia desc...