siebenundzwanzig.

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—Entonces... ¿Dices que él trató de abusar de ti, pero Marcos logró llegar antes de que lo haga? —la persona encargada de tomar las declaraciones le preguntó a Joaquín.

Al joven le sudaban las manos, estaba nervioso por lo que pueda pasar en esa habitación, pero al momento de hablar, su voz se escuchaba segura, sin titubear ni dudar pudo responder cada pregunta que le hacían.

—Así es, como les dije, luego de que ese hombre me sorprendió en el pasillo e intento abusar de mi, yo solo gritaba. Hace muy poco me encuentro aquí, casi no salgo de la celda, no conozco a muchas personas. Solo pude gritar el nombre de mi compañero de celda. Aunque no tenemos mucha comunicación, es con quien comparto más tiempo aqui dentro.- Si bien estaba diciendo la verdad sobre cómo ocurrieron los hechos, una mentira piadosa no modificaba su relato.

-Varios internos te han visto con Caballero, pudiste gritar en busca de su ayuda.

-Pude, pero su celda no se encuentra a pocos metros de la celda de Roberto, a diferencia de mi celda que está pegada a ella. Pero, ¿Realmente están dudando y preguntando sobre mi reacción? Un hombre me tenía acorralado contra la pared, golpeando mi cuerpo y tratando de violarme y me preguntan que por qué no llame a otra persona? En el momento de desesperación llame a la primer persona que recordé, dio la casualidad que es mi compañero de celda, quien se encontraba a diez metros de mi y que he visto que tiene la capacidad de enfrentarse a un hombre corpulento como él, lamento no ser lo suficientemente fuerte y ágil para salvarme a mi mismo cuando están tratando de violarme, ¡Discúlpenme!- Joaquín gritó sus últimas palabras, perdiendo la poca tranquilidad que tenía.

-le pedimos amablemente que se tranquilice, señor Bondoni y no olvide que está hablando con la autoridad de esta prision.

-Va, lo siento.- suspiró calmandose.

-Cuando Marcos llegó al lugar, ¿Qué sucedió?

-No hay mucho que recuerde, debido a que estaba un poco inconsciente gracias a los golpes. Pero recuerdo con claridad como Marcos me separo el cuerpo que me aprisionaba. Si, lo golpeo,  pero Valdés  lo detuvo y juntos me llevaron  a mi celda, ahí ambos ayudaron a tratar mis heridas. Marcos estuvo toda la noche pendiente de mi. Tratando de atender mis pedidos, que no fueron muchos,  por cierto.

-¿No se separó de ti en toda la noche?- Joaquín pudo notar la duda reflejada en el hombre mayor que se encontraba sentado frente a él.

-Si, estuvo conmigo. Solo volvió a la celda en busca de un informe, porque yo se lo pedí.

-¿Por qué hiría en busca de un uniforme, a  la celda de Arias? Sabiendo que en su celda tenían suficientes prendas para ambos.

-Porque se lo pedí yo. Es un uniforme que yo mismo borde en la clase de costura. Pueden comprobarlo con el profesor, ese día nos enseñaron a bordar  y yo le hice un decorado a una chaqueta. La cual, Marcos se apropió y actualmente usa, luego de buscarla en la celda de ese hombre.-Dijo Joaquín con seguridad.

Estuvo ahí por varios minutos repitiendo respuestas que estaba seguro de haber dicho, pero que entendía que le preguntaban una y otra vez para corroborar su versión de los hechos.

Luego de cuarenta minutos se encontraba caminando hacia su celda, esperando encontrarse con Emilio, quien había dado su declaración minutos antes de que él entre a esa oficina.

Pero por desgracia, el rizado no se encontraba ahí.

Iba a retirarse de la celda cuando vio un papel sobre su almohada.

5 p.m. en nuestro lugar
te quiere, Emilio.

Nuestro lugar. Que lindo suena esas palabras.

mi pequeño prisionero  | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora