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Recuerdo haber despertado de una pesadilla y lo primero que busque fue tu mirada. Tus ojos color chocolate eran mi calma, tu sonrisa angelical me daba seguridad y tus palabras dulces me hacían respirar.

—Toma mi mano Ulises —levantándote de tu cama caminaste a la mía sentándote en el borde. Entrelazamos nuestras manos sin dejar de vernos a los ojos, tu comenzaste a acariciar mi cabello y cantaste una canción que tu mamá te cantaba de niña cuando tenías pesadillas.

—Gracias Clarisa —tus labios apenas rozaron mi mejilla, pero solo eso basto para que corrientes eléctricas me recorrieran por entero.

¿Qué me estabas haciendo rayo de sol?

EfímeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora