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Recuerdo que cuando tuve que volver a casa regrese con más equipajes que mi mochila apenas llena de mis cosas personales para un fin de semana. Ahora tenía una mochila y un enorme bolso donde llevaba regalos para toda mi familia. Y muchos tarros con mermelada de frutas que prepara tu mamá y yo adore comer allí.

- Escríbeme todos los días, llámame, has señales de humo, pero no desaparezcas Ulises - tus manos acariciaban mis mejillas sin dejar de verme a los ojos. Con una sonrisa asentí a todo lo que me decías, jamás me alejaría de ti. Te volviste mi fuente de vida y yo no quería irme tan lejos.

Nos besamos para luego tomarnos de la mano esperando los dos muy juntos sentados en aquellas incomodas bancas. Me despedí de tus hermanos, tu mamá y el resto de tu familia que al igual que yo habían ido a pasar el fin de semana.

Los momentos a tu lado ahora se me hacen tan lejanos.

EfímeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora