8 🌻

202 37 6
                                        

Recuerdo que en menos de una semana se podía decir que me volví un jugador de BlackJack. No era ni un cuarto de bueno que tú, pero si me podía defender en el juego. Como me habías dicho antes ese día jugamos apostando, pero no fue dinero sino los postres de nuestro almuerzo. Tu tenías postre de chocolate y yo una apetitosa manzana.

—¿Me dejaste ganar? —sobre la mesa estaba un perfecto veintiuno por mi lado y tu tenías un treinta y dos estabas demasiado alejada del veintiuno como para poder ganar.

—¡No! —hablaste bajando la cabeza sonrojada y luego te reíste —Te estas volviendo bueno en esto.

Mi pequeña rayo de sol no me estaba volviendo bueno solo me estaba enamorando.

EfímeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora