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09 de abril de 1990; Hace 11, 088 días

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09 de abril de 1990; Hace 11, 088 días


El destello de los rayos de sol, hacían de su habitación un asombroso panorama, creando esos momentos simples pero solemnes que a Madeleine le encantaban. Era un día más para ir al instituto, estaba en segundo año y ella tenía la sensación de que sería un gran día. Con ese optimista pensamiento, salió de la cama. Entro al baño, comenzó con su rutina de limpieza facial, tenía exactamente una hora y veinte minutos para estar lista y salir rumbo a la preparatoria.
Bajo las escaleras, saludó a su madre y besó la mejilla de su padre quien ya se encontraba sentado en la mesa leyendo el periódico.

— Hoy llegaré tarde, iré a la biblioteca con Adam, Tabata y Gwen. — Avisó Madeleine al sentarse a la derecha de su padre. — La señorita Mendoza nos advirtió de un examen sorpresa para la próxima semana y estoy segura de que ella no juega con eso.

— Está bien, linda. — Su madre respondió mirándola de reojo, Madeleine sonrió y se puso en marcha para desayunar.

El resto de su desayuno fue tranquilo y rutinario, ella hablaba con sus padres de cosas triviales, en 30 minutos ya estaba de nuevo en su habitación frente al tocador arreglándose, se colocó un par de pasadores en el cabello, asentó brillo en sus labios y se sonrió. Le gustaba como le quedaba el uniforme del colegio, estaba tan animada que le parecía extraña esa sensación de completa alegría. Sin duda sería un día inolvidable.

La chica salió de su cuarto con su maletín en mano y corrió a las escaleras, al salir de su casa lo primero que hizo fue revisar su buzón, sonriendo ampliamente al encontrarse con la carta de su mejor amiga, Amelia, con la sonrisa en el rostro Madeleine siguió rumbo al instituto. Apenas viera a Adam, preguntaría si también recibió una carta, que era casi seguro, a pesar de la distancia, ellos seguirían siendo los tres mosqueteros.

Maddie solo tenía que caminar para llegar, en el camino al cruzar una calle se encontraría con su amiga, Gwen quien era una chica bastante simpática con una sonrisa encantadora, su cabello ondulado y castaño, sus ojos eran color esmeralda aunque ella siempre decía que eran verdes como el pasto, no obstante, la realidad era que tenían un ligero toque a aceitunas.

— Hey, chica. — Gwen saludó a Maddie. — Siempre tan puntual.

— Gracias.

Ambas chicas siguieron camino hacia la escuela, en cuanto entraron por el portón principal, se encontraron con Adam y Tabata, Adam era un chico carismático, tenía los ojos azules y la sonrisa de galán que todas desearían que se les dedicará, Adam era una torre a lado de Madeleine, aunque todos serían torres si Maddie estuviera a su lado. El chico era su vecino y amigo de infancia, sin embargo, esa mañana Maddie había salido sola rumbo a clases porque Adam debía estar antes por una hora extracurricular.

D E S P E R T A RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora