En 1990, Madeleine Bennett tenía una vida perfecta, estupendos amigos, una amorosa familia, un mágico primer amor... Una vida que le duraría hasta los diecisiete años.
Porque el día que decidió acompañar a sus padres al trabajo, cavó su propia tumb...
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27 de enero de 2021; día 163
La realidad era que estaba nerviosa. No sabía como logró esquivar a Elián y fugarse pronto de la escuela pues apenas resonó el timbre la muchacha salió corriendo del aula, no se despidió de sus amigas, no se despidió de los chicos, simplemente salió rumbo a la salida. Tampoco le mandó un mensaje a Elián avisando una rápida despedida, su mente estaba fija en el valor para contarle y explicarle todo a Jonathan.
Al final, la reunión con Adam y Amelia se postergó para esa tarde, es decir, después de confesarle toda la verdad a Jonathan e independientemente de lo que sucediera como reacción, sus dos viejos amigos harían de apoyo. Llegarían cuando ella lo pidiera, por si las cosas se descontrolaban y se le iba de las manos la situación, justo como con Trevor acordaron estar por la zona en la que quedó de verse con Jonathan, Adam dijo que daría vueltas por su antigua facultad y de paso le mostraría a Amelia la misma, Trevor prefirió resguardar en el área unos cuantos metros fuera del radar o sospecha de Jonathan.
— Tranquila... — La muchacha sonrió a su amigo. — Estaremos por acá, no estás sola. — Arleth suspiró y miró de nuevo su reloj.
— Mi pequeño tiene razón, Maddie. — Amelia llevaba todo el estilo de una modelo en incógnito, no era que fuera especialmente famosa, pero el aire de diva lo tenía.
Estaba hermosa luciendo ese conjunto de jeans con una blusa blanca con mangas largas y acampanadas, encima su cárdigan color negro. A diferencia de Adam que seguía visitando su atuendo de profesor, camisa azul cielo, sin corbata y con las mangas remangadas hasta la mitad de sus antebrazos, y pantalón de vestir. Trevor y ella habían hecho un cambio rápido de ropa, Arleth traía un vestido floreado en rosa, tenis blancos y encima un suéter largo tejido color crema. Trevor con su estilo simple; vaqueros azules con una camiseta blanca básica fajada y un suéter tejido color negro lo había preferido llevar en mano.
— Tú debes estar tranquila sino esos nervios podrán contra ti. — Arleth asintió. Adam le revolvió el cabello. — Bueno, al parecer ya es hora. Solo tienes que llamarnos, no tardaremos más de cinco minutos en llegar.
— Trevor se quedará acá, así que no veo mayor problema. — Amelia sonrió. Y junto a Adam se alejó.
— Vale... Tú estarás en esa banquita con el señor Coleman, yo estaré en esa de allá. — Señaló una libre a unos cuantos metros de ellos. Arleth volvió a asentir.
— Trevor... — Estuvo a punto de preguntar el por qué terminó con Olivia, la información había volado rápido desde el martes. Su amigo la observó y la chica sonrió ligeramente, ya hablaría con él de ello después. — Gracias por estar acá.
— Siempre estaré acá. — El chico le regaló una amplia sonrisa que aligero la presión de Arleth. La muchacha se alejó tomando asiento hasta la banca indicada para hablar con Jonathan.
