4: ¿sërá bipølar?.

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—Digamos, que me encontré un pequeño objeto por ahí—saca de su bolsillo una navaja y el click de que a sido sacada de su escondite me puso la piel de gallina.

Era muy parecida a la mía, e incluso tenia mis iniciales, decoradas con las estrellas y los mordiscos que le daba en ocasiones.

Maldito hijo de puta, mi orgullo es demasiado grande al igual que mi sentido de la pertenencia, si iba a morir, lo haría con los ovarios bien puestos.

—eso, es mio—lo miré queriéndole transmitir todo el odio y la amenaza posible, conteniendo una mirada seria.

—pues ya no, me la quedo.—sonrió abiertamente, hablando en un tono de lo mas infantil y burlón.

—eso. No es justo—Esa pequeña navaja me la había regalado alguien muy preciado para mí, se preocupaba por mí y le tuve gran aprecio antes de mudarme. Inconscientemente puse cara triste, dejando mi mural de lado.

—tch—hizo una mueca de asco y bajo la mano con la que tenía agarra mi entre comillas navaja, me sentí aliviada, pensé que me cortaría.

Esa mueca de asco me produció algo raro, una sensación llamada ¿dolor?, ¿decepción?. No se, debía de ser una de esas dos, es claro que no estoy enamorada de él, por qué muchas veces, cuando hacen un gesto raro hacia ti; como desagrado o miedo, una persona muy preciada, y si es sobretodo la persona que te gusta, te duele, y a este tipo no lo conozco de nada bueno, aparte, me está intentando asesinar.

Pero estoy casi segura que es por el echo que soy una adolescente hormonal y, aunque me cueste admitirlo... El maldito hijo de perra está bueno, con unas pintas y unas fachas que le hacían parecer pandillero, pero en si se veía bien. Se acercó a mí en pasos sutiles y discretos, me miraba raro, tratando de leer a través de mis ojos. Retiré toda expresión de tristeza y la remplacé con miedo. Volvió a sonreír.

Estaba muy cerca, su respiración y la mía se mezclaban, el olía a árbol de pino. Se acercó a mí oído y sus labios rozaron mi oreja, me acojone en un dos por tres.

—¿asustada preciosa?, estas muy tensa relaja los hombros—me dio un pico en la mejilla, se alejó y palmeó de forma un poco agresiva mis hombros, sonriendo triunfante y sentí impotencia y frustración.

Refunfuñé sin saber que decir. Aparté la mirada, algo que hacia siempre que estaba avergonzada o sin palabras. ¿Cómo demonios entró?. 

No confiaba en el, su aura me transmitía oscuridad por donde sea que le viera.

En ese momento caí en cuenta... Mamá.

—Eres muy transparente, se que estás pensando en como estoy aquí, y por tu expresión ya te diste cuenta de tu madre.

Que observador es, es casi como si me leyera la mente.

—tú... —dije con la voz temblorosa.

—no pienses tan mal de mi primor, ella descansa, si. Pero solo descansa, no está muerta no tengo permitido el hacerlo—se cruzó de brazos mirándome.

Suspiré aliviada, pero aún así seguía angustiada,

—Relájate, lo que te dije en la mañana era mentira—me observo por unos segundos—todo era mentira—canturreó.

—¿que carajos quieres y como entraste?.

Juraba por lo mas sagrado que había cerrado todo con seguro.

—está bien, responderé tu pregunta, cogí las llaves de repuesto que guardaste antes de salir de la casa—me las mostró alzando su mano.—así de fácil fue como entre, deberían tener más seguridad en estas zonas. En este pueblo, se encuentra gente peligrosa—dijo recalcando la palabra peligrosa y se mofó de mi.

𝙽𝙴𝚆 𝙻𝙸𝙵𝙴 © [Killers 1.0]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora