Dicotomia

51 6 1
                                    


1


Había escuchado muchas veces que solo existe una constante en la vida.

El cambio.

Y pelear contra tu deseo del cambio es confuso, exasperante y sobre todo inútil.

Meimi vio a su mejor amiga caminar hacia el altar a los pies del sacerdote, que leía una lectura que le era desconocida al tiempo que hermosa. De pronto Seira se recostó completamente en el piso frió de la capilla con la frente tocando el suelo en la postura máxima de sumisión.

Meimi tenía el fuerte impulso de ir a ella y levantar a su querida amiga, a su fuerte, inteligente y dulce amiga de una postura tan dócil. A pesar de que sabía que eso es lo que ella deseaba, odiaba verla tan vulnerable, pero se mantuvo impasible sentada en la butaca tras ella, solo mirando.

Todo cambiaba aquí... todo terminaba en este momento. Seira viajaría dentro de un mes a América a una misión con otras monjas recién ordenadas. Eso significaba que la amable y dulce novicia que escuchaba a personas con problemas donde los cuales la misteriosa ladrona solía ayudar, ya no estaría allí.

Meimi ladeó un poco su cabeza para mirar a la banqueta del otro lado de la capilla, además de Manato y Lina, allí también estaba Asuka Jr. mirando intrigado la ceremonia.

Habían pasado tres años jugando al gato y al ratón con notas y robos. Pero al final no estaban llegando a ninguna parte.

Daiki era como una paradoja, un vicio y su dicotomía viviente. Quería que la alcanzara y al mismo tiempo nunca dejaba de correr. Quería tenerlo cerca y sin en cambio a través de los años cada vez se habían alejado más, estudiando en diferente escuelas y apenas hablando cuando la casualidad los encontraba. Estaba cansada de esa situación y lamentablemente habían llegado al final del camino, ahora solo les quedaba un mes para llegar a la meta y si no le decía la verdad ahora, nunca lo haría.

Escuchó una plegaria ser cantada por la hermana que leía y como su amiga se ponía de pie y recibía una sencilla cruz de madera. La ceremonia había terminado. Seira giró y pudo ver la alegría en sus ojos brillando como el oro. su vida cambiaba y estaba feliz por eso. 

Su vida también debería cambiar.

El acertijo se acababa aquí, si después de ese mes él aún no había podido descubrir la verdad. No habría una oportunidad más.


fin 1

05/10/19

5:23 p.m.

Find MeWhere stories live. Discover now